El colapso de la presa sería recordado para siempre.
septiembre 12, 2015
El colapso de la
presa sería recordado para siempre.
Hace muchos años, en un país lejano, se empezó a construir el embalse
de agua más grande del mundo. Los políticos y empresarios más poderosos se
reunieron para definir un plan de acción que favoreciera sus intereses. Y su
propia corrupción terminó corrompiendo los cimientos de aquel embalse.
A pesar de las protestas de los ingenieros, se invirtió casi todo el
presupuesto en la imagen externa de la presa, y muy poco en sus cimientos
ocultos. En un derroche de opulencia, algunas partes se decoraron con oro y
diamantes. Además, se decidió acelerar el proceso de construcción. Esta
gigantesca obra arquitectónica estuvo lista un año antes de lo previsto. Lo
importante era quedar bien para la foto, pues era una magnífica oportunidad
para impresionar al mundo entero.
El día de la inauguración se convirtió en portada de cientos de
periódicos e informativos.
Años más tarde, durante una intensa tormenta, apareció una minúscula
grieta en el centro del embalse. Semanas después, una gota se asomó por aquella
fisura. Y tras solo unos días, se produjo una pequeña fuga. Segundo a segundo,
la piedra comenzó a erosionarse, destruyendo lentamente la estructura de la
presa. Así fue como el agua empezó a salir a chorros. Porciones de presa de
casi 20 metros comenzaron a saltar por los aires, estallando en mil pedazos.
Finalmente el embalse se desmoronó. El agua arrasó todo lo que encontró a su
paso.
La presa desapareció en cuestión de minutos. Sin embargo, la pequeña
grieta se había ido formando desde el día en que comenzaron las obras del
embalse. Y ésta fue la causante de su propia autodestrucción.
El sistema era inherentemente defectuoso. Los cimientos estaban mal
asentados. Curiosamente, políticos y empresarios consiguieron su objetivo,
aunque no de la manera esperada: el colapso de la presa sería recordado para
siempre.
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