MANEJAR LAS EMOCIONES
noviembre 01, 2014
Manejar las emociones
Saber
manejar las emociones adecuadamente es fundamental para nuestro bienestar y
nuestras relaciones con los demás. Las respuestas emocionales inadecuadas están
asociadas a diversos trastornos psicológicos, problemas sociales y enfermedades
físicas, lo que significa que no siempre logramos regular nuestras emociones de
manera efectiva.
No obstante,
las personas pueden regular sus emociones tanto positivas como negativas, para
aumentarlas o disminuirlas. Aunque la mayoría de las emociones se regulan
conscientemente, también sucede la regulación inconsciente. Por ejemplo, cuando
no reconoces la ira que sientes al ser humillado por alguien, sino que la
ocultas de inmediato, o cuando desvías tu atención de manera inmediata y
automática al ver algo que te produce malestar.
Así pues,
existe una regulación consciente, controlada y que requiere esfuerzo, y otra
regulación inconsciente, automática que sucede sin esfuerzo. Ambas formas
pueden ser útiles y adaptativas o no serlo, según cómo se utilicen.
Los procesos
de regulación de emociones pueden mejorar o empeorar las cosas, puesto que
pueden ser adecuados o inadecuados. Si sientes ira y regulas esta emoción de
manera que cada vez la aumentas más y más hasta llegar a la agresión física,
estás empeorando las cosas. A nivel inconsciente, puedes negar la ira que
sientes al ser tratado injustamente cada día en el trabajo, pero eso no
eliminará el estrés fisiológico al que estás sometido, ni la liberación de
hormonas del estrés y los problemas físicos y enfermedades que pueden causarte
con el tiempo. En cambio, la regulación inconsciente puede ser muy útil para
pasar de largo ante un material desagradable, y no dejarnos afectar, por
ejemplo, por una imagen de gran crudeza en la tele.
Por otra
parte, si un familiar te cuenta un grave problema y usas estrategias de
regulación de emociones para no sentir su dolor y que no te afecte su tragedia,
te sentirás mejor, pero también vas a sentir menos empatía y menos disposición
a ayudarle.
Por tanto,
saber regular las emociones no solo significa saber aumentarlas o disminuirlas,
sino saber cuándo conviene aplicar dichas estrategias y cómo hacerlo. ¿Sabes
controlar tus emociones?
¿Te dejas
llevar por la ira si algo no sale como esperabas? ¿No te sientes capaz de
manejar sentimientos como el miedo o la tristeza? Descubre si sabes gestionar y
controlar tus emociones con este test.
¿Sabes
controlar tus emociones?
Para
controlar las emociones debes empezar por identificar en primer lugar qué es lo
que te ocurre y por qué, es decir, necesitas aprender a gestionar tus emociones
para saber cómo manejarlas adecuadamente en cada momento. Esta es, además, la
mejor actitud que puedes adoptar si quieres sentirte bien contigo mismo y
mantener relaciones satisfactorias con las personas de tu entorno.
Por ello, si
eres de los que se dejan llevar fácilmente por la ira cuando algo no sale como
esperabas, si todo lo que te sucede te afecta en exceso, si no te sientes capaz
de manejar sentimientos como el miedo o la tristeza, o si cuando te enfadas
reaccionas de forma desproporcionada y ‘pierdes los papeles’, es hora de que te
replantees tu comportamiento y trates de convertir en aliadas a esas emociones
que ahora se te ‘escapan’.
Aquí un test sobre las emociones:
Cuando me siento triste, deprimido, o
simplemente estoy de bajón…
Ø Me aíslo en mi casa.
Ø Salgo a la calle, intento distraerme.
Ø Aunque intento distraerme, muchas
veces me acaba invadiendo la pena.
Cuando no me encuentro bien a nivel
emocional…
·
No
soy capaz ni de decir cómo me siento (triste, nervioso).
·
Comprendo
el por qué de mi malestar.
·
Sé
lo que me pasa (estoy triste, ansioso, etcétera), pero no entiendo el por qué.
Entiendo a mis emociones como…
ü Mis “enemigas”, ya que sólo me causan
problemas.
ü Mis “conocidas”, pues dependiendo de
la ocasión me ayudan o no.
ü Mis “aliadas”, pues las aprovecho
para actuar conforme a las circunstancias.
Cuando le doy demasiadas “vueltas a la
cabeza”…
o
Intento
buscar soluciones sin éxito.
o
Sigo
dándolas, no puedo dejar de hacerlo.
o
Intento
encontrar la solución a aquello que me preocupa.
¿Qué frase te define más?
§ No puedo evitar sentir miedo, pero sí
puedo controlarlo.
§ No puedo evitar sentir miedo y no hay
manera de controlarlo.
§ No puedo evitar sentir miedo, aunque
en algunas ocasiones puedo controlarlo.
Sé cuando estoy ansioso porque…
Me siento activado físicamente, tengo
pensamientos negativos y mi comportamiento es diferente (evito situaciones,
tengo movimientos repetitivos, etcétera).
Me siento activado físicamente y
tengo pensamientos negativos.
Me siento activado físicamente.
¿Con qué frecuencia aparecen los “y si…” en
tu vida?
v Constantemente, habiéndome incluso
impedido realizar lo que realmente deseaba por lo que pudiera ocurrir.
v Son frecuentes.
v Pocas veces.
Cuando siento ira…
·
Intento
controlarla.
·
Intento
controlarla, pero digo o hago cosas de las que al final me arrepiento.
·
Soy
muy destructivo.
En lo que respecta a mis amigos…
o
Gradúo
mi nivel de implicación: doy dependiendo de lo que recibo.
o
Me
implico mucho desde el principio, por lo que a veces me llevo decepciones.
o
Una
persona puede pasar fácilmente a convertirse de mi amigo a mi enemigo en
cuestión de días.
¿De quién depende lo que sientes?
§ De mí.
§ De cualquiera.
§ De mí y de otros.
Si alguna vez las cosas fueron mal…
ü Seguirá ocurriendo lo mismo cuando me
enfrente a una situación similar.
ü No tiene por qué irme mal a la
siguiente vez; cada situación es distinta.
ü Intento no volver a enfrentarme a esa
situación siempre que pueda evitarlo.
Cuando el enfado me supera…
Intento analizar la situación y
buscar soluciones alternativas a mi ira
Me enfado más cada vez que pienso que
“me han” enfadado.
Intento controlarlo, aunque muchas
veces no lo consigo.
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