Sobre la
Inmortalidad
¿Cómo responde el ser humano
a los cambios? Mal. Siempre muy mal. Uno de los mitos más difundidos en el
mundo entero – el mito del vampiro – refleja esa idea.
¿Qué es un vampiro? Es
alguien que, en determinado momento de su existencia, se volvió inmortal. O
sea, que a partir de aquel momento su cuerpo no seguirá más el curso normal de
la naturaleza; será joven para siempre, podrá vivir el tiempo que quiera, sin
tener que lidiar con los problemas relacionados con la edad.
Su único régimen es un poco
de sangre todos los días y su único cuidado con la piel es evitar la luz del
sol – pero al final, ese es un precio muy pequeño frente a todas las
posibilidades de una vida eterna.
Excepto por una cosa: él paró
en el tiempo, pero el mundo continúa transformándose a su lado. Todo aquello a
lo que estaba acostumbrado empieza a cambiar, él mismo teniendo todo el tiempo
del mundo para adaptarse a esos cambios. El vampiro deseó la inmortalidad
justamente porque estaba contento con el mundo en que vivía; él no tiene ningún
interés en acompañar estos cambios.
Imaginemos un ser humano que
se hubiese transformado en vampiro al final de la
Copa del Mundo de 1986. Podía
fumar sin problemas en los aviones, no necesitaba quebrarse la cabeza para
elegir qué canal de televisión ver – porque al final había poco para elegir.
Tenía una actriz como su símbolo sexual, entendía de carburadores, luchaba por
su ideal socialista, convencido que en poco tiempo la
Unión Soviética tendría gobernantes
más capacitados y los sueños del pueblo(llamado proletariado) serían finalmente
respetados. Un buen día se enamora de una estudiante de 22 años. Admira su
belleza, su entusiasmo, su idealismo. Sugiere transformarla en vampira, pero
ella se recusa – vio muchas películas de terror. También está enamorada, no
desea perderlo, pero le impone una única condición para seguir adelante con la
relación: que él jamás chupe su sangre. El vampiro no tiene otra salida más que
cumplir con su palabra. Se casa por lo civil, para evitar crucifijos mortales.
Pasan veinte años – volando,
pues ya tuvieron lugar otras cuatro Copas del
Mundo. La antigua
universitaria ahora tiene 42 años, trabaja en un banco (problemas de
desempleo), o está escribiendo inútiles tesis de maestrado, doctorado, sólo
para justificar su vida de estudiante. Los carburadores desaparecen de la faz
de la tierra. Horrorizado, hojea una revista y ve a la actriz que era su
símbolo sexual transformada en un producto híbrido, compuesto de plástica, botox,
silicona, revestido por toneladas de maquillaje en el rostro. Se siente
culpable por tener 200 canales de televisión y ver apenas los mismos de
siempre.
LA
TIENDA DE DIOS
Miguel Ángel Cornejo
Y a Dios se
le ocurrió en este tiempo instalar una tienda en el principal centro comercial
de la ciudad, en la cual, quien necesitara algo en la vida lo pudiera adquirir
ahí, en una tienda elegante, con personal celestial atento a las necesidades de
los clientes. En ese lugar la gente podría comprar todo lo que necesitaba, ser
amado, felicidad, alegría, riqueza material y todo lo que el hombre pudiera
imaginar. Y llegó un cliente ambicioso que solicitó le levantaran su pedido:
- ¿Qué
desea, señor?
-Felicidad y
amor.
- ¿Algo más?
-le cuestionó el vendedor
- Todo lo
que usted necesite
-Pues mire,
necesito además paz espiritual, prosperidad, alegría y sabiduría para
comprender a los demás.
¿Eso es
todo? -replicó el vendedor.
-Sorprendido
el comprador agregó: Si además todo lo que he pedido se lo pudieran entregar
también a mis amigos, a todo el personal de mi empresa y de ser factible a mi
comunidad, a mi país y todo el mundo –el vendedor cerró el pedido y le entregó
al cliente su mercancía en un pequeño sobre. El cliente escéptico, recibió el
pequeño sobre y exclamó-:
- ¿Es todo
lo que va a entregarme?
- Y el
vendedor le respondió: Usted no ha entendido la filosofía de nuestra tienda:
aquí vendemos semillas y no frutos, a usted corresponde pagar el precio de su
pedido, deberá sembrarlas en tierra fértil, cuidarlas, podarlas y vigilar
cuidadosamente su crecimiento, y si usted tiene la paciencia, el cariño y la
pasión que requieren estas semillas, darán el fruto que usted desea para toda
la humanidad.
A usted
estimado amigo, corresponde pagar la colegiatura de llegar a ser un auténtico
líder de Excelencia, viva todos sus días con la entrega y el amor que se
requieren para construir un mundo mejor para que su vida no sea un fugaz
chispazo en la historia de la humanidad, sino una antorcha que brille con su
mayor esplendor en su hora actual, y sea entregada a las nuevas generaciones
heredándoles un mundo superior con amor y sabiduría. ¡Le deseo que su historia
permanezca por siempre!