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Ruben Orellana


  • ¿De qué manera condiciona el miedo a hablar en público?



    A todos nos pasa un poco; en el momento antes de salir a un escenario o a dar una charla nos ponemos nerviosos, es algo natural. Por qué  cuando somos el centro de atención el cerebro se vuelve más rápido, es una reacción lógica porque en el pasado esta reacción inconsciente nos ayudaba a alejarnos de situaciones peligrosas, es decir, es un mecanismo con el que nacemos. De hecho lo primero que hacemos cuando vamos a empezar una charla nos fijamos sobre todo en los que peor nos miran, no vale razonar con el cerebro, como decíamos es algo natural.

    El miedo es natural en el prudente y el saberlo vencer es ser valiente
    Por ello es importante comprender el miedo y usar algunas técnicas que nos ayuden a liberarnos de él. La semana pasada ya os hablamos de cómo desarrollar vuestra capacidad comunicativa, esta semana vamos a hablar de cómo trabajar nuestras limitaciones inconscientes, es decir, aquello que no es visible y no nos damos cuenta tan fácilmente pero que la mayor parte de las veces son los causantes de nuestras aprensiones.

    1 · Vamos a empezar por preguntarnos qué es lo peor que podría pasar: ¿qué me humillen? ¿Que se rían de mí? ¿Qué me tiren tomates?  haz una lista con todas estas respuestas que consideres posibles; si estás solo puedes expresarlas también de manera física, enfurécete con esto, grita, pégale la almohada…y cuando estas emociones negativas estén expresadas vuelve a ti, rompe en pedazos esa lista de cosas que podrían pasar y respira tranquilamente ¡ya estás listo para pasar a otra cosa!

    Recuerda que la gente que juzga es porque necesitan sentirse un poco mejor consigo mismos, no es maldad, es una limitación y lo hacen de manera inconsciente, si lo haces un poco peor de lo que lo harían ellos, se sienten un poco mejor consigo mismos. Es su propia falta de confianza la que les lleva a juzgar.

    2 · Ahora vamos a hacer una reestructuración de nuestros pensamientos negativos, es decir, vamos a buscar qué situaciones te bloquean, y vamos a transformar nuestros pensamientos negativos en otros positivos que nos ayuden a sentirnos más confiados con nosotros mismos.

    · Identifica las situaciones concretas que te imponen, por ejemplo mirar a los ojos a las personas o pensar que te vas a quedar en blanco.

    · Expresa los sentimientos que estas situaciones provocan en ti como angustia, temor, etc…

    · Ahora profundiza un poco más y describe el pensamiento negativo que va asociado a ese sentimiento, por ejemplo «Soy incapaz de hablar a personas que no conozco personalmente».

    · Por último escribe el pensamiento positivo que contrarresta a este negativo, escrito siempre en positivo, en presente, con alguna emoción positiva: «Estoy emocionado porque cada día transmito mejor mi proyecto cuando estoy en público» .

    · Repite estas afirmaciones al menos 10 veces al día durante un mes ¡verás el cambio!

    Yo puedo

    Yo Puedo

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    3 · El tercer punto que vamos a trabajar es la seguridad y confianza personales. En este apartado destacaría varios aspectos:

    · Cuanto más creas en lo que estás haciendo, más fácil te resultará sentir y transmitir la pasión por lo que haces y por ende llegar a tu interlocutor con confianza ¿qué aporta de valor a la sociedad tu proyecto? escríbelo y repítelo varias veces hasta que lo tengas totalmente integrado.

    · Por otro lado, cuanto más pongas el foco en tu mensaje y menos en ti, es decir si te conviertes en vehículo al servicio de un propósito que nos trasciende, más fácil te resultará también llegar a tu público.

    · No intentes ser perfecto ¡sé auténtico! la gente perdona pequeños errores siempre que les llegues a su corazón.

    Nos encanta «El discurso del Rey», si él pudo, nosotros también

    4 · Para terminar os recomiendo que justo antes de salir a hablar os toméis un traguito de agua (esto despista a vuestro cerebro haciéndole pensar que si tienes tiempo para un vaso de agua es que no hay peligro) y que hagáis unas cuantas respiraciones profundas con el abdomen contando hasta de 10 a 1 mientras vais soltando el aire y para que practiques en casa más ejercicios de respiración profunda puedes seguir este vídeo de Lea Kaufman.

    Como filosofía de vida además os recomiendo que practiquéis meditación diariamente mínimo 20 minutos, esto os ayudará a estar mucho más centrados y focalizados en tanto para comunicar como para el resto de tareas…pero de esto hablaremos otro día.

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    Hablar en público: cómo controlar tu tono de voz



    Como hombres de negocios, muchos nos tenemos que enfrentar a la incómoda situación de hablar en público. Reuniones con los empleados, presentaciones del proyecto a posibles inversores, conferencias sobre los éxitos de la compañía o información a los clientes y ferias y encuentros en los que el poder de la comunicación efectiva es fundamental.

    La mayoría que se encuentra en una presentación comete el error de sólo preocuparse por su imagen y gestos. ¡Evítalo!

    Sin embargo, aunque la gran mayoría de los profesionales que se ven en esta situación se preocupan por preparar para la ocasión su imagen, sus gestos, el contenido de su discurso o el power point que reproducirán, lo cierto es que son pocos los que prestan atención al tono de la voz.

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    La importante que es el tono al hablar en público

    Grave error si tenemos en cuenta que la entonación, proyección, resonancia o modulación de nuestras palabras representan 38% de los elementos que intervienen en la comunicación, mientras que 55% de la información proviene del lenguaje corporal y solo 7% del mensaje verbal, según los estudios llevados a cabo por Albert Mehrabian.

    ¿Cómo podemos obtener un tono de voz adecuado? ¿Cómo podemos comunicar como un líder? La clave, es que exista conexión entre lo que estamos diciendo y cómo lo estamos diciendo, para evitar que se dañe la credibilidad.

    El problema de que fracasemos ante el público y no consigamos transmitir correctamente el mensaje se debe a que no acompañamos el contenido y los gestos con una entonación acorde. Imagina, por ejemplo, que estás explicando a un inversor por qué debería financiar tu proyecto, pero lo haces con un tono monótono o balbuceante que no transmitirá al oyente la seguridad necesaria para apoyarlo, aunque los datos en sí sean excelentes.

    Aunque cada persona tiene su propio timbre de voz, todos podemos desarrollar su uso e incluir técnicas y registros que nos permitan alcanzar lo que denomina presencia ejecutiva vocal.

    ¿Cómo? Los siguientes consejos contribuirán a captar el interés de la audiencia:

    1. Utilizar  picos de entonación. Las personas no solemos percibir 
    íntegramente el mensaje, sino que nos centramos en los patrones de entonación y en los picos de entonación. Por tanto, a la hora de expresar una idea, debemos intensificar la entonación en aquellas partes más importantes.

    2. Leer en voz alta. Sí, el primer paso para dominar el tono de voz es leer el texto que hayamos preparado. El objetivo es conseguir pronunciarlo de forma natural, como si lo estuviéramos contando de forma espontánea a los oyentes, buscando el equilibrio entre una lectura inanimada y la sobreactuación.

    3. Adaptarse al público. Está demostrado que los individuos se sienten atraídos por aquellas conductas o características con las que se sienten identificados.

    De ahí que un buen comunicador tendrá que adaptar su entonación al auditorio al que se dirige para conectar con ellos. No será el mismo tono si hablamos en una charla en un instituto que en una conferencia con directivos del mundo empresarial. La velocidad, los patrones, la entonación.

    4. Preparar la voz. ¿Por qué los cantantes realizan ejercicios vocales antes de salir al escenario? Calentar las cuerdas vocales y soltar los músculos que empleamos en el habla nos ayudarán a dominar durante todo el proceso nuestra voz.

    Pronunciar el discurso con un bolígrafo entre los dientes, mover exageradamente los labios y lengua o hacer vibrar la garganta al decir ‘Mimmm’ nos harán estar preparados físicamente para hablar en público.

    5. Respirar. Parece obvio, pero muchos se olvidan de coger aire durante las intervenciones, lo que les obliga a paralizar el mensaje de forma abrupta o terminar las frases sin suficiente fuerza, denotando inseguridad y ansiedad.
    Practicar la respiración diafragmática en casa es una gran técnica para saber distribuir el oxígeno a nuestro antojo durante los discursos.

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    10 consejos para potenciar la autoconfianza para hablar en público



    Hablar en público requiere de un correcto manejo de las palabras, conocer en detalle los conceptos de cada palabra que vertimos y manejar bien nuestro lenguaje verbal y corporal; asimismo todo esto quedaría vacío si no se tiene el valor y la confianza en uno mismo para afrontar cada reto en el estrado.
    Su importancia

    Tener el valor adecuado y la confianza en uno mismo es fundamental, ya que por medio de ellos podemos llegar e impactar a las personas con facilidad; existen cientos de casos de personas que hablaron en público, pero no lograron impactar a su auditorio, simplemente porque pensaron que no lo lograrían.
    La autoconfianza es como un músculo. Hay que ejercitarla para que se 
    desarrolle. Sin ese trabajo previo, será pequeña y débil. Pero con dedicación, puede crecer y llegar a su máximo potencial.

    1.  La clave está en la relajación Relájate

    Aunque te prepares bien, muchas veces los nervios juegan malas pasadas. De ahí las reacciones fisiológicas desagradables. Sirvan o no para algo, hay un punto en el que se hacen insoportables y pueden restar fluidez a la ponencia. Por eso, antes de iniciar, yo siempre recomiendo apartarse un rato a respirar profundo y meditar sobre esa respiración, contando los segundos de inhalación y exhalación.

    Está probado que la respiración profunda ayuda a liberar tensión física. La meditación nos trae al momento presente y aparta a la voz interior negativa que nos machaca diciéndonos que “no va a salir bien”.

    2. Prepárate bien

    No, no basta con hacer un bosquejo de lo que quieres contar, ni crear diapositivas sin ensayarlas. Es importante sentarse a pensar en lo que queremos decir teniendo en cuenta quién es el público y cuál es el objetivo de la presentación. Definir un mensaje principal, elaborar un guión bien estructurado y ensayarlo.

    Tu experiencia sobre algo es muy difícil condensarla de manera eficiente en 15 minutos de charla. Si no te preparas bien, te irás por la tangente, hablarás de cosas inconexas sin un fin determinado y te tropezarás contando las cosas. Y cuando esto ocurra, dejarás a la gente sin una idea clara de lo que cuentas y con la impresión de que tú tampoco lo tienes demasiado claro.

    3. Habla sólo d un tema que domines

    A priori evidente, pero en ocasiones hacemos presentaciones ajenas o sobre temas que no dominamos. Como no controlamos del todo la temática, se hace complicado explicar las cosas con nuestras propias palabras y nos mostramos poco naturales al hacerlo. Y si, además, perdemos el hilo y no tenemos nuestras notas a mano, se lía parda porque no nos es posible recuperar el ritmo sin que se note la incomodidad.

    En la medida de lo posible, habla sólo de los temas que dominas. Se te facilitará muchísimo la vida y podrás aportar mucho más a tu público.

    4. Créetelo

    Creer es la raíz y la fibra del entusiasmo, es el camino seguro del éxito, el cimiento que debe conformar la vida de los hombres para que pueda pasar de ser gris y aburrida a una emocionante aventura para lograr sus  metas.

    Si no te crees tu propio discurso, te resultará complicadísimo lograr que otros lo crean. En cambio, si te lo crees y lo cuentas con pasión y entusiasmo, será mucho más fácil que te hagan caso.



    5. Esconde los nervios

    El miedo a hablar en público suele ser una película. Y como tal, es menos real de lo que creemos. Por ello, en muchos casos, el público ni siquiera se da cuenta de que estamos nerviosos. No obstante, en algunas ocasiones, no podemos evitar expresar abiertamente que lo estamos. Y cuando lo hacemos, dirigimos la atención de la gente a esos nervios.


    No sostengas cosas en las manos para que no se vea que tiemblan.
    Bebe agua para humedecer la boca y evitar que hagas muecas feas.
    Ten tus notas cerca por si se te va el hilo; así no pondrás cara de póker cuando se te olvide lo que tienes que decir.

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    6. Tu cuerpo habla

    Investigaciones científicas demuestran que cambios en la manera de pensar modifican nuestra fisiología y viceversa. Si pensamos en situaciones de grandes logros, podemos rebajar nuestro nivel de ansiedad física. De igual forma, si nuestro cuerpo se pone en una tesitura de poder, envía señales a la mente para que se sienta poderosa.

    De eso habla Amy Cuddy de la Universidad de Harvard en su charla de TED sobre el lenguaje del cuerpo y en este informe de investigación. Las “poses de poder” como ella les llama, normalmente usadas cuando nos sentimos poderosos y confiados, ayudan a evocar esas mismas sensaciones cuando nos sentimos débiles y con un bajo nivel de autoconfianza.

    7. Cambia el foco

    Cuando nos sentimos nerviosos, nuestro foco de atención suele estar sobre nosotros mismos ya que pensamos en que queremos hacerlo bien y en lo que pasaría si sale mal. Esto hace que, inevitablemente, nos demos cuenta de cada fallo que cometamos y la bola se haga cada vez mayor.

    En cambio, si nuestra atención cambia de nosotros mismos (“cuán bien voy a hacerlo”) al público (“cuánto valor obtendrán de la ponencia”), el chip cambia completamente. Partiendo de que nos hemos preparado bien, la mente deja de preocuparse por uno mismo y comienza a ocuparse de los demás.

    8. Habla despacio

    ¿No te da la impresión de que cuando alguien habla a 3.000 revoluciones por minuto parece estar nervioso? Por la misma regla de tres, hablar de forma pausada da la impresión a los demás de que estamos calmados.

    Por ello, evita hablar deprisa y hazlo despacio. Sí, de vez en cuando aprieta un poco el acelerador para cambiar de ritmo, pero vuelve luego a un ritmo más calmado. Contagiarás a los demás con tu propia calma.

    Además, si tienes la tendencia a usar muletillas (palabras o sonidos que no aportan nada al mensaje), en lugar de usarlas, haz una pausa. Esto no sólo te ayudará a mostrar mayor control sobre ti, sino que dará al público la posibilidad de reflexionar sobre lo que dices.

    9. Muévete despacio y poco

    Cuando nos sentimos amenazados, nuestro cerebro emite señales inconscientes a las piernas para que salgan corriendo y nos salven del peligro. Cuando hablamos en público, notamos como si nuestros pies tuvieran vida propia, llevándonos de un lado a otro o moviéndose de forma errante. Lo que están haciendo es buscando escapatoria, mostrando inseguridad y distrayendo al público.

    Igual que hablar despacio, moverse despacio transmite aplomo, calma y seguridad. Además, si nos mantenemos fijos en un mismo lugar, la atención se mantendrá donde de verdad importa: en nuestra cara.

    10. Aprende de lo ya has echo

    Cada oportunidad de hablar en público es una oportunidad de mejorar nuestras habilidades de comunicación y nuestra propia autoconfianza, siempre que recibamos feedback y lo usemos de manera adecuada.


    Hacer caso a los puntos positivos refuerza el hecho de que vamos en buen camino y es una manera de celebrar nuestros logros. Hacer caso a las oportunidades de mejora nos ayuda a hacerlo mejor la próxima vez, lo que casi garantiza un futuro logro si ponemos esos cambios en práctica.

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    ¿Tienes miedo de dar un discurso o le temes mucho a hablar en público? Podrás disminuir tu nerviosismo si te preparas un poco con anticipación. Primero conversa con grupos de personas con la frecuencia que puedas. Practica tu discurso con amigos y familiares. Establece una conexión con tu público y no temas cometer algunos errores. Si usas tu energía adicional antes de un discurso, esto también será de utilidad para concentrarte.

    Método 1

    Disminuir el estrés de antemano




          1 Practica frente a grupos pequeños de amigos que te apoyen. Reúne a un grupo de personas en las que confíes para que te brinden comentarios constructivos y sólidos. Debes invitar a personas que conozcas y que tengan experiencia hablando en público. Da tu discurso frentes a estas personas y luego dales un tiempo para que te hagan preguntas y te brinden comentarios. Repite este proceso con otros grupos de personas y compara los comentarios que hayas recibido. Haz todo cambio necesario y sigue practicando.

    Piensa en las personas que conozcas y que sepas que dan discursos o hacen presentaciones con frecuencia. Pídeles que te brinden comentarios y consejos conforme te prepares.

    Si prácticas de esta forma, esto también será de utilidad para no sentirte nervioso cuando hables frente a grupos de personas. Hazlo con la frecuencia necesaria y se convertirá en un hábito y nada de lo cual preocuparse.

    2. Dedica más tiempo a practicar tu introducción. Por cada vez que practiques tu discurso, menciona una vez más la introducción. Concéntrate mucho en sentirte cómodo durante los primeros 30 a 60 segundos en los que hables. Repasa la introducción en tu mente cada noche antes de irte a dormir. Esto hará que sea menos probable que te trabes a la hora de dar tu discurso.
    Ten en cuenta que tu nivel de ansiedad disminuirá de forma considerable luego de culminar los comentarios de tu introducción, y esto te ayudará a relajarte durante el resto de la conversación

    3. Graba en video tus sesiones de práctica. Consigue una cámara pequeña y busca una habitación que se parezca a aquella en la que hablarás. Configura tu cámara y grábate dando todo tu discurso. Intenta recrear el escenario final con la mayor exactitud posible, sin contar al público. Incluso será de utilidad que te vistas tal como lo harás para ese día. Luego regresa a casa y revisa la grabación para determinar en qué puedes mejorar.

    Por ejemplo, podrías notar que hablas demasiado rápido al inicio del discurso. Esto puede solucionarse tan solo concentrándote en disminuir la velocidad en una etapa temprana.

    4. Revisa el espacio con anticipación. Trata de tener acceso al espacio que usarás para dar tu discurso. Si conoces la habitación, esto hará que te sientas más cómodo para el momento en el que debas hablar. Camina por la habitación y toma asiento para conocer la perspectiva de un miembro del público. Ve al frente y observa si habrá un podio que puedas usar y si tienes que hacer algunos ajustes para la altura o el movimiento.

    Es de mucha importancia que revises los aparatos electrónicos, como la computadora y las pantallas de proyección, así te cerciorarás de que funcionen de forma apropiada y sean compatibles con todo equipo que lleves.

    Si no puedes revisar bien el espacio con anticipación, llega un poco antes de tu discurso y revisa todo en ese momento.

    5. Conversa con un terapeuta. Si notas que tus nervios te dejan paralizado frente al público, podrías tener que reservar una cita con un terapeuta. Juntos podrán determinar si sufres del trastorno de ansiedad social (TAS), el cual podría requerir terapia y medicamentos. Asimismo, un terapeuta podría ponerte en contacto con un grupo de apoyo.

    Si la ansiedad social no es tu problema, el terapeuta también puede ayudarte a superar una posible fobia a hablar en público. Un terapeuta o un patólogo del habla también podrían tratar los trastornos del lenguaje inducidos por hablar en público, si crees que este es tu problema.

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    Método 2
    Tener la mente tranquila y sentirse seguro



    1. Infórmate sobre tu tema. Aprende lo más que puedas sobre tu tema, ya sea leyendo más libros o hablando con expertos. Mientras más sepas de tu tema, menor será la probabilidad de que tartamudees cuando hables de él. Si tartamudeas, estarás mejor preparado para improvisar o brindar información hasta retomar el punto en el que te habías quedado. Asimismo, estarás más preparado para responder preguntas, si fuera necesario.

    Tan solo procura no confiarte mucho y no desviarte demasiado de lo que habías preparado. Esto puede hacerte lucir incluso más nervioso y agotado.

    2. Sé apasionado con el tema. Si el tema te importa, el público lo notará y será más probable que te escuchen. Si puedes escoger el tema, escoge uno que te interese y que consideres importante. Si sientes que los nervios se intensifican, piensa en la relevancia de tu mensaje, sin importar si cometes algunos errores.

    3. Visualízate dando un discurso grandioso. Piensa cómo sería la presentación ideal cuando practiques y justo antes de subir al escenario. Visualízate dando tu discurso y sorprendiendo al público. Incluso podrías decirte algo como “¡Puedes hacerlo!” o “¡No puedo esperar para hablarles sobre mi tema!”.

    Algunas personas incluso notan que repetir “¡Sí!” varias veces es de mucha utilidad para disminuir los nervios.

    Toma un respiro profundo y piensa en tu orador favorito. Podrías imaginar a Abraham Lincoln dando un discurso en el campo de batalla. Inspírate en su desenvoltura e intenta imitarlo cuando subas al escenario.

    No obstante, debes tener en cuenta que no todos los discursos sucederán tal como los hayas visualizado, y no hay ningún problema con ello. El objetivo de este ejercicio es ayudar a mejorar tu seguridad. No puedes predecir la respuesta del público, y no debes creer que podrás hacerlo.

    4. Establece una conexión con el público. Invita a tus amigos, familiares y colegas a tu presentación. Antes de empezar a hablar, determina en dónde están sentadas las personas que conoces. También puedes llegar 5 minutos antes de tu discurso y conocer un poco al público. Luego, incluso podrás hacer referencia a estas personas mencionando sus nombres durante tu presentación.

    Si notas que te quedas paralizado, busca una cara conocida y centra la mirada sobre ella. Mantén esta postura conforme sigas hablando. Prosigue cuando sientas que los nervios disminuyen.

    5. Continúa si has cometido un error. Todos cometemos errores, pero las personas no notarán cada uno de ellos. Si tartamudeas al pronunciar una palaba, corrígete con rapidez y continúa. Si olvidas mencionar una parte de tu presentación, decide con rapidez si vas a regresar a ese punto o si vas a continuar. Evita llamar la atención a tus propios errores.

    Si cometes un error, no pidas disculpas. ¡Tú eres el único que conoce tu discurso! Tan solo prosigue y guarda las disculpas para cuando bajes del escenario.

    Recuerda que nadie espera que des un discurso perfecto. Es más, el público suele ser comprensivo con el tartamudeo leve y otros errores humanos, e incluso los consideran adorables. No entres en pánico si tartamudeas. En lugar de ello, tan solo concéntrate en retomar tu discurso.

    6. Concéntrate en un punto detrás del público. Cuando subas al escenario, busca un punto focal sobre las cabezas de las personas en la última fila. Sigue mirando hacia ese punto hasta que te sientas relajado. Luego mueve la mirada con lentitud por la habitación hasta encontrar otro punto focal breve.

    Método 3
    Reflejar una tranquilidad física y seguridad



    1. Gasta un poco de energía antes de tu discurso. Si intentas mantener toda la energía nerviosa de tu cuerpo, podrías ponerte nervioso en el escenario. En lugar de ello, da una caminata rápida antes de tu presentación. También puedes doblar los dedos de los pies o incluso hacer saltos de tijera. Libera el exceso de energía y así tu cuerpo se tranquilizará.

    2. Mantén una respiración uniforme y controlada. Debes respirar profundo antes de tu discurso y durante el mismo. Incluso podrías pensar en tu interior y exterior para inhalar y exhalar. Si notas que aguantas la respiración, exhala con lentitud y sigue hablando. Emplea las pausas en tu presentación como una oportunidad para restablecer tu respiración.

    Quizás también tengas que revisar con rapidez cómo se siente tu cuerpo. Cierra los ojos, inhala profundo y concéntrate en toda área en la que sientas que tensas los músculos. Inhala profundo e intenta suavizar la tensión al exhalar.

    3. Vístete de acuerdo a la ocasión. Conversa sobre el código de vestimenta con el organizador de tu discurso o el profesor de tu clase. Serás el centro de atención, por lo que deberás vestirte igual que el público o incluso mejor. También puedes considerar a tu vestimenta como tu armadura y tratar de visualizar que te sientes más fuerte si la usas durante tu discurso.

    Pruébate tu atuendo antes de dar tu discurso, así garantizarás que todo te quede bien y que te sientas cómodo. Esto es de utilidad para no arreglarte la ropa de forma incómoda durante tu discurso.

    4. Mantén un lenguaje corporal seguro. Mantén tu espalda erguida y párate lo más recto posible. Echa los hombros hacia atrás y no te encorves. Desciende el mentón para revisar tus apuntes si lo necesitas, pero luego mantén la cabeza levantada.

    Identifica los comportamientos de nerviosismo, como golpear con los dedos o jugar con un bolígrafo. Si practicas mucho, esto te ayudará a identificar estas acciones y eliminarlas antes del día del discurso.

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    Con un propósito en tu vida



    Todos nos hemos preguntando alguna vez cuál es el “sentido de la vida” y ¿Por qué estamos aquí y qué estamos destinados a hacer con nuestras vidas? Pero y si la vida no se trata de encontrar tu propósito sino de que la misma tenga significado y que cumplas todo aquello que quieres conseguir.
    Imagina el terrible trauma que los pacientes con enfermedades terminales tienen que pasar al tomar la decisión entre sí continuar con su tratamiento o tomar la decisión de parar. Aquellos que deciden continuar tienen que sobrellevar todo el dolor emocional y físico con la esperanza de que su condición mejore de alguna manera. Pero ¿Por qué se someten a todo ese dolor? Porque creen que la vida es preciosa y quieren hacer todo lo posible para aferrarse a ella.

    ¿Cómo tener una vida con propósito?

    Si ellos están dispuestos a luchar tan duro para mantener su vida, creo que cada uno de nosotros debemos luchar arduamente para encontrar un propósito en ella y que la misma tenga significado.

    Haz que tu vida siga avanzando hacia delante

    Vivir una vida con propósito no significa necesariamente que tengamos que cambiar el mundo. No necesitamos tener el mejor trabajo con el sueldo más alto, la casa más linda o los bienes más lujosos. Se trata de vivir una vida que tenga sentido. Se trata de vivir una vida que tenga algún significado. Y eso se puede lograr trabajando en algún negocio de comida rápida para financiar tus estudios de Periodismo, o por ser madre y ama de casa antes de volver a tu lugar de trabajo. Siempre y cuando tu vida se esté moviendo hacia adelante, tú estarás viviendo una vida con significado.

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    Rodéate de gente positiva

    A veces podemos creer en nosotros mismos pero las personas que nos rodean no. Elige rodearte solo de gente positiva, de aquellos que de verdad apoyan tus ambiciones, los que creen que puedes hacerlo. No se puede vivir una vida con propósito si tus esfuerzos están siendo constantemente frustrados por pensamientos negativos y por las personas. Pasa tiempo con gente que merezcan tu tiempo.

    Cree que todo sucede por una razón

    No gastes tu tiempo pensando en “¿qué pasaría si?”. En su lugar, piensa en las cosas que tú puedes cambiar en este momento. Cada experiencia en tu vida ya sea positiva o negativa ocurrió para que tú pudieras aprender algo. Usa esa lección para mejorar tu vida. Al ser más proactivo acerca de tu vida es más probable que la cambies a algo mucho mejor.

    Sé quién quieras ser

    No vivas una vida sin tener ninguna consideración de las consecuencias. Pero no te sientas obligado a cambiar tu vida para atender a la felicidad de otra persona. Al ser fiel a ti mismo estarás viviendo una vida con propósito. ¿Qué sentido tendría nuestras vidas si nosotros pasáramos tomando decisiones en base a lo que los demás quieran? Nuestra felicidad no sería verdad, sería la felicidad de los demás. Así que sigue estudiando la carrera profesional que te guste a ti o trasládate a la ciudad donde tú sientas que perteneces. Delibera con la cabeza y sigue a tu corazón.

    Cree en ti mismo

    No se puede lograr las cosas que quieres en la vida, sin creer que tú puedes lograrlo. No tengas miedo de ponerte a prueba o a los retos, tú eres mucho más capaz de lo que tú crees. No te rindas cuando cometas errores. Los sueños son sólo imposibles cuando dejamos de tratar de alcanzarlos. Así que sigue creyendo en ti mismo y sigue adelante

    Sé amable con los demás

    Tú puedes hacer que el mundo sea diferente haciendo que la vida de las personas sea diferente. Aprecia y ama a los demás, haz que tus seres queridos sepan cuánto les importas. Al ser un gran apoyo para los demás, te sentirás mucho más feliz en tu interior. Puede que te sorprenderá al efecto que su felicidad tiene sobre ti.

    Elige ser feliz

    Por encima de todo opta por ser feliz. Todos hemos tenido dolor en nuestras vidas pero es sólo una cuestión de darse cuenta de que esto no define quienes somos. No podemos cambiar lo que nos ha pasado, ni las cosas que la gente ha dicho pero sí podemos cambiar nuestra forma de reaccionar ante ello. Al estar más felices con nosotros mismos, tenemos más probabilidades de vivir una vida con significado.

    No importa lo que decidas hacer con tu vida, tú puedes traer propósito a ti mismo y al mundo. La vida de cada persona tiene valor, es sólo una cuestión de darse cuenta de cómo podemos utilizar ese valor para hacer la diferencia.

    Así que comienza a vivir una vida con propósito hoy mismo.

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    10 consejos importantes para tener éxito al hablar en público


    Hablar frente al público puede producir mucho nervio y ansiedad, factores que pueden perjudicar la performance del orador. Para que esto no pase, te damos 10 consejos para tener éxito al hablar en público

    Pararse frente a un grupo de personas con algo que decir nunca es sencillo. No importa la situación, ya sea en una clase o con motivo de una conferencia, hablar en público puede generar nervios y ansiedad en el orador, factores capaces de arruinar una performance.

    Es que, aunque parece una tarea simple, hablar en público es todo un arte. Y como tal, existen academias especialmente dedicadas a enseñarla, así como también profesionales especializados en oratoria y comunicación que brindan sus consejos para que cualquier interlocutor se sienta seguro al momento de expresar sus ideas o conocimientos en público.
    ¿Cómo se puede reducir el miedo al fracaso en estos casos? Siguiendo estos 10 consejos para tener éxito al hablar en público:

    1) Practica y practica

    Formal o informal, plasmado en papel o no, seguro tienes un discurso en tu mente. Independientemente del formato en que manejes lo que pretendes decir, lo más recomendable es que practiques una y otra vez la forma en que lo dirás. Solo repitiéndolo una y otra vez podrás asegurarte de tenerlo completamente claro.

    2) Crea un comienzo para impactar

    El primer minuto es el que determinará que te escuchen con atención o que simplemente se sienten ahí esperando a que tu intervención termine. Si creas un comienzo impactante te asegurarás de que ocurra lo primero.

    3) Conoce  a tu público

    ¿Quiénes son? ¿Qué van a buscar? ¿Qué esperan de ti? ¿Qué puedes ofrecerles? Pensar un discurso no alcanza, hay que pensarlo de acuerdo a un determinado público, al que previamente se necesita imaginar.

    4) Habla sobre un tema dominas

    Si el tema nos es extraño, aunque investiguemos durante horas nunca será suficiente como para crear esa sensación que se genera cuando hablamos de algo que conocemos y con lo que estamos acostumbrados a tratar.




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    5) Imaginación creativa

    Inventa en tu mente distintas situaciones y piensa cómo las resolverías de forma exitosa. Quedarte en blanco, tener un problema técnico, olvidar una parte de tu discurso, enfrentar a un público apático, etc… Imagina todas las situaciones negativas que puedas y piensa en cómo las resolverías.

    6) Encuentra un tono de voz que te quede cómodo y que te escuchen todos

    Muchos oradores intentan alcanzar un tono de voz que pueda sonar más profundo o importante, sin embargo, no es este el que mejor resulta para todos los oradores. Lo fundamental es que cada persona logre sentirse cómoda con el tono de su voz, y que no se canse al instante para asegurar que podrá mantenerse hablando toda la velada.

    7) Aprende a lidiar con el silencio

    Vas a hablar, pero de todos modos tiene que saber lidiar con el silencio. Las pausas que hagas en tu discurso son fundamentales para permitir a los oyentes seguirte el paso, pero también para comunicar las ideas en las que quieres centrarte. A veces un momento de silencio puede decir más que mil palabras.

    8) Crea un discurso con ritmo

    Las exposiciones monótonas aburren a los oyentes, que pueden manifestar su descontento y poner nervioso al orador. Para evitarlo lo más recomendable es crear discursos con ritmo, divertidos para escuchar pero también para pronunciar.

    9) No seas demasiado breve, pero tampoco un aburrido

    Por lo general, las personas pueden prestar atención a una charla durante aproximadamente 20 minutos. Ese es el tiempo ideal, en el que deberías poder decir todo lo que necesites. Si tienes que superarlo pero tu discurso es fluido el exceso de tiempo no marcará la diferencia, pero si te extiendes y solo aburres a tus oyentes las cosas no saldrán del todo bien.

    10) Tu cuerpo habla

    El lenguaje corporal es sumamente importante, pues transmite ideas y sentimientos a los oyentes. Cuidarlo será fundamental para tener éxito en un discurso, así que te aconsejamos prestar atención a la forma en que te paras y los gestos que realizas con las manos para acompañar la charla.

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