Cómo hablar en público sin ponerte nervioso
septiembre 18, 2019
¿Tienes miedo de dar un discurso o le temes mucho a hablar
en público? Podrás disminuir tu nerviosismo si te preparas un poco con
anticipación. Primero conversa con grupos de personas con la frecuencia que
puedas. Practica tu discurso con amigos y familiares. Establece una conexión
con tu público y no temas cometer algunos errores. Si usas tu energía adicional
antes de un discurso, esto también será de utilidad para concentrarte.
Método 1
Disminuir el estrés de antemano
1 Practica frente a grupos pequeños de
amigos que te apoyen. Reúne a un grupo de personas en las que confíes para que
te brinden comentarios constructivos y sólidos. Debes invitar a personas que
conozcas y que tengan experiencia hablando en público. Da tu discurso frentes a
estas personas y luego dales un tiempo para que te hagan preguntas y te brinden
comentarios. Repite este proceso con otros grupos de personas y compara los
comentarios que hayas recibido. Haz todo cambio necesario y sigue practicando.
Piensa en las personas que conozcas y que sepas que dan
discursos o hacen presentaciones con frecuencia. Pídeles que te brinden
comentarios y consejos conforme te prepares.
Si prácticas de esta forma, esto también será de utilidad
para no sentirte nervioso cuando hables frente a grupos de personas. Hazlo con
la frecuencia necesaria y se convertirá en un hábito y nada de lo cual
preocuparse.
2. Dedica más tiempo a practicar tu introducción. Por cada vez
que practiques tu discurso, menciona una vez más la introducción. Concéntrate
mucho en sentirte cómodo durante los primeros 30 a 60 segundos en los que
hables. Repasa la introducción en tu mente cada noche antes de irte a dormir.
Esto hará que sea menos probable que te trabes a la hora de dar tu discurso.
Ten en cuenta que tu nivel de ansiedad disminuirá de forma
considerable luego de culminar los comentarios de tu introducción, y esto te
ayudará a relajarte durante el resto de la conversación
3. Graba en video tus sesiones de práctica. Consigue una cámara
pequeña y busca una habitación que se parezca a aquella en la que hablarás.
Configura tu cámara y grábate dando todo tu discurso. Intenta recrear el
escenario final con la mayor exactitud posible, sin contar al público. Incluso
será de utilidad que te vistas tal como lo harás para ese día. Luego regresa a
casa y revisa la grabación para determinar en qué puedes mejorar.
Por ejemplo, podrías notar que hablas demasiado rápido al
inicio del discurso. Esto puede solucionarse tan solo concentrándote en
disminuir la velocidad en una etapa temprana.
4. Revisa el espacio con anticipación. Trata de tener acceso al
espacio que usarás para dar tu discurso. Si conoces la habitación, esto hará
que te sientas más cómodo para el momento en el que debas hablar. Camina por la
habitación y toma asiento para conocer la perspectiva de un miembro del
público. Ve al frente y observa si habrá un podio que puedas usar y si tienes
que hacer algunos ajustes para la altura o el movimiento.
Es de mucha importancia que revises los aparatos
electrónicos, como la computadora y las pantallas de proyección, así te
cerciorarás de que funcionen de forma apropiada y sean compatibles con todo
equipo que lleves.
Si no puedes revisar bien el espacio con anticipación, llega
un poco antes de tu discurso y revisa todo en ese momento.
5. Conversa con un terapeuta. Si notas que tus nervios te dejan
paralizado frente al público, podrías tener que reservar una cita con un
terapeuta. Juntos podrán determinar si sufres del trastorno de ansiedad social
(TAS), el cual podría requerir terapia y medicamentos. Asimismo, un terapeuta
podría ponerte en contacto con un grupo de apoyo.
Si la ansiedad social no es tu problema, el terapeuta
también puede ayudarte a superar una posible fobia a hablar en público. Un
terapeuta o un patólogo del habla también podrían tratar los trastornos del
lenguaje inducidos por hablar en público, si crees que este es tu problema.
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Método 2
Tener la mente
tranquila y sentirse seguro
1. Infórmate sobre tu tema. Aprende lo más que puedas sobre tu
tema, ya sea leyendo más libros o hablando con expertos. Mientras más sepas de
tu tema, menor será la probabilidad de que tartamudees cuando hables de él. Si
tartamudeas, estarás mejor preparado para improvisar o brindar información
hasta retomar el punto en el que te habías quedado. Asimismo, estarás más
preparado para responder preguntas, si fuera necesario.
Tan solo procura no confiarte mucho y no desviarte demasiado
de lo que habías preparado. Esto puede hacerte lucir incluso más nervioso y
agotado.
2. Sé apasionado con el tema. Si el tema te importa, el público
lo notará y será más probable que te escuchen. Si puedes escoger el tema,
escoge uno que te interese y que consideres importante. Si sientes que los
nervios se intensifican, piensa en la relevancia de tu mensaje, sin importar si
cometes algunos errores.
3. Visualízate dando un discurso grandioso. Piensa cómo sería
la presentación ideal cuando practiques y justo antes de subir al escenario.
Visualízate dando tu discurso y sorprendiendo al público. Incluso podrías
decirte algo como “¡Puedes hacerlo!” o “¡No puedo esperar para hablarles sobre
mi tema!”.
Algunas personas incluso notan que repetir “¡Sí!” varias
veces es de mucha utilidad para disminuir los nervios.
Toma un respiro profundo y piensa en tu orador favorito.
Podrías imaginar a Abraham Lincoln dando un discurso en el campo de batalla.
Inspírate en su desenvoltura e intenta imitarlo cuando subas al escenario.
No obstante, debes tener en cuenta que no todos los
discursos sucederán tal como los hayas visualizado, y no hay ningún problema
con ello. El objetivo de este ejercicio es ayudar a mejorar tu seguridad. No
puedes predecir la respuesta del público, y no debes creer que podrás hacerlo.
4. Establece una conexión con el público. Invita a tus amigos,
familiares y colegas a tu presentación. Antes de empezar a hablar, determina en
dónde están sentadas las personas que conoces. También puedes llegar 5 minutos
antes de tu discurso y conocer un poco al público. Luego, incluso podrás hacer
referencia a estas personas mencionando sus nombres durante tu presentación.
Si notas que te quedas paralizado, busca una cara conocida y
centra la mirada sobre ella. Mantén esta postura conforme sigas hablando.
Prosigue cuando sientas que los nervios disminuyen.
5. Continúa si has cometido un error. Todos cometemos errores,
pero las personas no notarán cada uno de ellos. Si tartamudeas al pronunciar
una palaba, corrígete con rapidez y continúa. Si olvidas mencionar una parte de
tu presentación, decide con rapidez si vas a regresar a ese punto o si vas a
continuar. Evita llamar la atención a tus propios errores.
Si cometes un error, no pidas disculpas. ¡Tú eres el único
que conoce tu discurso! Tan solo prosigue y guarda las disculpas para cuando
bajes del escenario.
Recuerda que nadie espera que des un discurso perfecto. Es
más, el público suele ser comprensivo con el tartamudeo leve y otros errores
humanos, e incluso los consideran adorables. No entres en pánico si
tartamudeas. En lugar de ello, tan solo concéntrate en retomar tu discurso.
6. Concéntrate en un punto detrás del público. Cuando subas al
escenario, busca un punto focal sobre las cabezas de las personas en la última
fila. Sigue mirando hacia ese punto hasta que te sientas relajado. Luego mueve
la mirada con lentitud por la habitación hasta encontrar otro punto focal
breve.
Método 3
Reflejar una tranquilidad
física y seguridad
1. Gasta un poco de energía antes de tu discurso. Si intentas
mantener toda la energía nerviosa de tu cuerpo, podrías ponerte nervioso en el
escenario. En lugar de ello, da una caminata rápida antes de tu presentación.
También puedes doblar los dedos de los pies o incluso hacer saltos de tijera.
Libera el exceso de energía y así tu cuerpo se tranquilizará.
2. Mantén una respiración uniforme y controlada. Debes respirar
profundo antes de tu discurso y durante el mismo. Incluso podrías pensar en tu
interior y exterior para inhalar y exhalar. Si notas que aguantas la
respiración, exhala con lentitud y sigue hablando. Emplea las pausas en tu
presentación como una oportunidad para restablecer tu respiración.
Quizás también tengas que revisar con rapidez cómo se siente
tu cuerpo. Cierra los ojos, inhala profundo y concéntrate en toda área en la
que sientas que tensas los músculos. Inhala profundo e intenta suavizar la
tensión al exhalar.
3. Vístete de acuerdo a la ocasión. Conversa sobre el código de
vestimenta con el organizador de tu discurso o el profesor de tu clase. Serás
el centro de atención, por lo que deberás vestirte igual que el público o incluso
mejor. También puedes considerar a tu vestimenta como tu armadura y tratar de
visualizar que te sientes más fuerte si la usas durante tu discurso.
Pruébate tu atuendo antes de dar tu discurso, así
garantizarás que todo te quede bien y que te sientas cómodo. Esto es de
utilidad para no arreglarte la ropa de forma incómoda durante tu discurso.
4. Mantén un lenguaje corporal seguro. Mantén tu espalda
erguida y párate lo más recto posible. Echa los hombros hacia atrás y no te
encorves. Desciende el mentón para revisar tus apuntes si lo necesitas, pero
luego mantén la cabeza levantada.
Identifica los comportamientos de nerviosismo, como golpear
con los dedos o jugar con un bolígrafo. Si practicas mucho, esto te ayudará a
identificar estas acciones y eliminarlas antes del día del discurso.
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