Seis pasos para vencer el miedo a hablar en público
noviembre 18, 2020
Seis pasos para vencer el miedo a hablar en público
Hablar en público no es tarea exclusiva de políticos y
famosos en ruedas de prensa: cualquiera puede verse en la tesitura de tener que
presentar un proyecto en una sala de juntas, decir unas palabras en una
celebración familiar o hacer una propuesta en una reunión del colegio. Para
muchos, independientemente de que lo hagan mejor o peor, es un mero trámite que
nos les produce la menor molestia. A otros, en cambio, la sola perspectiva les
quita el sueño; literalmente, además, puesto que la glosofobia, o el miedo a
hablar en público, va acompañada de síntomas físicos que no solo no ayudan a
salir airoso del trance sino que lo complican. Y tiene consecuencias: puede
influir negativamente tanto en el ámbito laboral como en el social.
Como habrá deducido al leer el nombre que la ciencia le
otorga, sí, estamos ante una fobia, o lo que es lo mismo, "un miedo
irracional a un objeto concreto o una situación", según la Enciclopedia
Britannica. Glossa en griego significa "lengua", de modo que glosofobia
haría referencia al miedo a hablar frente a una audiencia. Resulta imposible
saber a cuántas personas afecta —no es algo que se vaya pregonando por ahí,
aunque la web glossophobia.com asegura que un 75% de las personas la padecen—,
pero conviene preguntarse si estos afectados responden a un perfil concreto.
¿Por qué ellos y no los demás? Aunque no existe una explicación universal, sí
influyen tres grandes variables:
· Una experiencia negativa en el pasado. Por ejemplo, cuando
eran niños hablaron y se rieron de ellos. Puede que lo haya visto en el cine, o
a un compañero. El haber experimentado burlas, humillación pública, bullying,
sobre todo en la adolescencia, hace que su autoestima pueda verse afectada.
Visita mis redes sociales: clic aquí
· Timidez o introversión. Hay gente a la que le gusta el
aislamiento, prefiere no relacionarse con otros, y esto puede provocarles
cierta dificultad a la hora de comunicarse. Estaríamos hablando de componentes
genéticos que pueden derivar en respuestas de temor, ansiedad, miedo, entre
otras, ante unas circunstancias determinadas.
· Falta de confianza. Quizá somos abiertos y extrovertidos y
no hemos sufrido una experiencia negativa en ese terreno, pero simplemente
pensamos que no vamos a hacerlo bien. Si piensas que lo harás mal, lo harás mal,
la no asimilación de déficits de tipo psicológico o físico hacen que uno se
sienta inseguro en determinados contextos comunicativos.
¿Quiénes sufren más glosofobia?
La ciencia ha estudiado este problema y ha encontrado
factores añadidos. Las mujeres sufren más ansiedad que los hombres cuando dan
un discurso públicamente, concluye una investigación publicada en 2018
realizada entre estudiantes de la Universidad de Karachi (Pakistán). Otros
estudios, en cambio, descartan que haya diferencias en función del sexo o la
edad.
La autoconciencia —el conocimiento de uno mismo, en este
caso en su relación con los demás— es un factor asociado con la glosofobia,
según un estudio de Hasan Waheed, de la Universidad Metropolitana de Mánchester
(Reino Unido). Es decir, aquellos que se perciben a sí mismos más claramente en
sociedad tienen menos problemas para expresarse en público. También puede haber
una diferencia "significativa" según el nivel socioeconómico,
sostiene un estudio de 2017 publicado en The International Journal of Indian Psychology,
que detalla que en estudiantes que pertenecen a familias con ingresos altos la
ansiedad es menor.
Si se va a hablar delante de mucha gente es normal que se
tenga cierto nivel de activación —palpitaciones, rubor, sudoración...—, lo
contrario también sería un problema
Ante esa situación, la reacción más evidente son los
síntomas físicos. Sudoración, temblor de manos y voz, palpitaciones, rubor… se
deben a un incremento de actividad del sistema nervioso autónomo. Es una
respuesta del cerebro ante una amenaza. Si uno va a hablar delante de mucha
gente es normal que tenga cierto nivel de activación; incluso si no está
suficientemente activado también puede tener algún problema. Lo que hay que
tener es la activación justa.
Pero esas reacciones físicas van íntimamente relacionadas
con síntomas cognitivos y conductuales. Los primeros serían creencias e ideas
irracionales, intrusivas, involuntarias e incontrolables acerca de los posibles
escenarios que se pueden dar mientras la persona habla ante un público, como
que va a ser humillado o no va a estar a la altura.
Los síntomas conductuales tienen como finalidad la evitación
de dicha situación o la huida. Por ejemplo, la persona con glosofobia puede
alegar falsamente que ha enfermado para no tener que acudir a una cita donde
sabía que tenía que hablar en público.
Los seis pasos para superarlo
Existen diferentes grados de rechazo a la oratoria pública.
"Habría que diferenciar entre la gente que tiene fobia, y directamente no
puede hablar en público, y aquellos a quienes hacerlo les provoca cierta
ansiedad y cierto estrés". Si no ponen remedio, quienes solo sienten
ansiedad pueden llegar a experimentar la fobia. En ambos casos, los
especialistas recomiendan unas líneas de intervención muy específicas:
1. Enfréntese al problema. Este es uno de esos casos en los
que el mejor remedio es la terapia de choque. Si tengo miedo a hablar en
público y no lo hago, me va a generar cada vez más ansiedad y tensión. Se
refuerza el temor. Esto, aunque en un primer momento puede aumentar los
mecanismos biológicos (sudoración, palpitaciones), llegado un punto conduce a
la superación. De ese modo se frena la dinámica, y la persona comprueba que
nadie se ha reído, que ha salido bien, que no ha sido para tanto.
2. Ensaye frente al espejo. Coja el cepillo del pelo pero no
para hacer playback con una canción de Madonna sino a modo de micrófono para
preparar su exposición. Tiene que considerar la voz y el lenguaje corporal, ya
que ayudan a tener una mejor presentación; la entonación, los gestos adecuados
y la postura son fundamentales. Conviene ensayar mucho para superar el miedo.
3. Prepárese el discurso. Tener claro qué se va a decir es
el antídoto más eficaz contra el nerviosismo. Para ello hay que trabajar con
anticipación el tema por escrito, elaborar un esquema con los puntos
principales para organizarse, considerar su duración, el estilo y aclarar las
dudas sobre el contenido a exponer. En los momentos previos a la intervención, realice
ejercicios de modulación, de respiración y de vocalización para perfeccionar la
expresión oral.
4. Aprenda a relajarse. Recurra a algunas de las técnicas
conocidas de relajación. Evite decir que está nervioso: Le hará pensar en que
lo está. Justo antes de hablar, respire profundamente y beba agua si es
necesario, recomienda el experto en logopedia.
5. Fije la vista en un punto concreto. Puede ser una persona
que le genere especial confianza. Si no es posible, trate de dirigir la mirada
hacia distintos lugares de la sala. Coger un lápiz o juntar las manos también
puede ayudar a canalizar el nerviosismo.
6. Imagine la situación en positivo. Pensar que va a salir
bien es casi una garantía de éxito. Como el resto de medidas, va dirigida a no
estar nervioso cuando llegue el momento de la verdad, porque para su cerebro no
será una situación nueva sino algo a lo que está más que acostumbrado. Y si no
es suficiente, piense en esos futbolistas en las entrevistas: dicen cuatro
cosas sin sentido y la gente los adora.
¿Quién es Rubén Orellana? clic aquí
0 comentarios