julio 08, 2019
CÓMO ENSEÑAR A LOS NIÑOS A HABLAR EN
PÚBLICO
El arte de
la oratoria se aplica a todo tipo de actividades, y sería esencial que se enseñe
desde la primera infancia en adelante. Uno de los aspectos fundamentales para
expresar las ideas y conectar con los demás es aprender a hablar en público.
Muchos profesionales
adultos encuentran dificultades a la hora de afrontar al público; en casi todas
sus carreras no se les ha enseñado esta habilidad tan necesaria para
desempeñarse con mayor asertividad en distintos contextos.
Cuando en la
escuela se aprende a leer, aún se aplica un método que, hoy, resulta un tanto
contraproducente: la típica “lectura escolar” en voz alta, con ciertos vicios y
entonaciones antinaturales. De hecho, hace tan solo unas décadas, se enseñaba
“declamación” como una forma de expresión oral. Esto ha quedado tan marcado en
el inconsciente de las personas, que, puestos a la hora de afrontar al público,
sin darse cuenta repiten esos esquemas totalmente desactualizados para el mundo
actual.
Para los
niños será una estrategia fundamental desarrollar la habilidad de hablar ante
todo tipo de personas. Aquí, algunos beneficios concretos:
Desarrollará su auto confianza.
Vencerán el
miedo al ridículo y a equivocarse; aprenderán de sus errores, comenzando un
proceso de mejora continua.
Podrán
expresar mejor sus ideas.
Serán
capaces de conceptualizar en forma más asertiva de acuerdo con el auditorio al
que se dirijan.
Ampliarán
notablemente su vocabulario y podrán argumentar con consistencia.
Articularán
la conexión entre mente, palabra, cuerpo y emociones.
Entender que
la oratoria no es lo mismo que
clases de teatro: aquí serán ellos mismos, no un personaje.
Tendrán
mejores oportunidades de adultos para afrontar desafíos personales y
profesionales, ya que la oratoria es una de las habilidades blandas más
requeridas en cualquier posición, al igual que las demás herramientas de
interacción humanas.
Descubrirán
cómo pueden traducir en palabras y gestos lo que piensan y sienten, fomentando
el debate y el criterio propio.
Conocerán el
impacto de lo visual, lo auditivo y lo kinestésico (emociones, sensaciones,
cuerpo, movimiento), puesto en escena. Los niños son nativos digitales, por lo
que dominan muchas herramientas que harán lucir en sus presentaciones.
La
comunicación en palabras ocupa sólo el 7% del total de la comunicación humana;
el resto son los gestos (55%) y el tono de la voz (38%).
Aprender desde niños
Así como
introducir un nuevo idioma es más sencillo desde niños, también es fundamental
aprender a hablar en público.
La oratoria
se aprende mediante la ejercitación permanente, el registro de la postura
corporal, la respiración, el manejo del tiempo, el desarrollo de los temas a
abordar y las formas de estimular los sentidos del público, y del propio
orador.
Otro aspecto
importante es el de la inspiración, la creatividad y la innovación que se
despiertan cuando se diseñan las presentaciones: aquí, el componente creativo
innato en la infancia es de gran valor.
Claves para enseñar a los niños a
hablar en público
Juegos. Una
herramienta esencial es fomentar la oratoria conectándola con el espíritu
lúdico. Canto, baile, recitados, encarnar diferentes personales en una misma
presentación, inventar finales sorprendentes, escribir párrafos y
representarlos ante los demás, dar distintos matices y entonaciones ayudarán a
entrenarse.
Improvisación.
Los ejercicios de improvisación son altamente recomendables. Desde muy niños se
puede estimular esta herramienta para desarrollar el lenguaje, obtener mayor
soltura corporal y una riqueza conceptual que de otra forma quedará oprimida.
Potencial
creativo. También es necesario explorar la posibilidad creativa de cada niño o
niña, permitiéndole conectar ideas diversas. Un buen ejercicio es colocar
palabras sueltas, a modo de rompecabezas desarmado; y que, con algunas de
ellas, cada uno elabore una presentación basada en un mismo (o diferente) tema.
Estimular la
lectura en voz alta. En la infancia (y para la mayoría de los adultos) es
requisito seguir entrenándose en leer en voz alta todo tipo de textos. Al
hacerlo, la persona se conecta con su potencial de comunicador, ya que sale de
su ensimismamiento, de su mundo personal interpretativo, para transmitir su
mensaje hacia los demás. Es conveniente proveer todo tipo de lecturas, no sólo
las que resultan sencillas.
Despertar la
curiosidad por enfoques diversos de un mismo tema. Para practicar, se puede
solicitar que cada niño proponga tres temas. Se elige uno al azar, y se lo
invita a presentarlo en forma breve (por ejemplo, un minuto en total), de tres
maneras diferentes. Esto les ayudará a entrenar su cerebro en formas de
pensamiento lateral para contar el mismo contenido de distinta forma.
Evitar que
aprendan las cosas de memoria. Cuando el cerebro hace el esfuerzo por memorizar
se pierde la capacidad de conceptualizar trazos, ideas y conceptos
fundamentales. La intención en la práctica de niños hablando en público es que
puedan tener una guía general de lo que van a expresar, y que puedan hacerlo
libremente, sin ataduras a la memoria inducida.
Enseñar la
estructura básica de las presentaciones. Inicio, nudo/desarrollo y final, donde
la primera y última parte serán esenciales para generar un impacto en el
público. Un ejercicio práctico es invitarlos a desarrollar una guía de lo que
quieren expresar. Incluso, se puede ejemplificar con algún cuento o relato
inspiracional que los niños hayan escuchado o leído, reconocer su estructura
literaria y recrearlo con sus palabras.
Conectarlos
con las emociones. Otro aspecto esencial es que lo sientan como propio, ya que
se traducirá en escena con un impacto mayor que decirlo como si estuviesen
actuando en un acto escolar de los de siempre.
Dar libertad
para que estructuren su Storytelling. Esta herramienta permite que quien expone
conecte mejor con el público. Hay una historia detrás de la historia, que no
necesariamente debe ser lineal al relatarla: hay miles de formas para explorar.
Como sugerencia, es necesario que cada niño se responda: “¿Cómo digo lo que
quiero decir?” y “¿Qué impacto emocional quiero lograr?”, para elaborar así su
storytelling a medida.
Aprender a
responder preguntas. Otro eje esencial es tener la habilidad de interpretar qué
pregunta el público, y cómo responderles en forma sencilla y directa, en línea
con el tema a presentar. Los debates y opiniones son fundamentales para que
desde la infancia se desarrolle el espíritu de libre expresión, algo
fundamental dentro de los valores humanos, y que se atesorarán por siempre.
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