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Ruben Orellana

  • Guía definitiva: Cómo hablar en público




    Hablar en público a veces puede ser una situación muy difícil, para algunos incluso, puede generar mucho estrés, pérdida de control, puede transformarse finalmente en una verdadera fobia. Puedes saber el contenido de tu discurso  pero si no sabes expresarlo oralmente  el mensaje estará incompleto. Hablar en público es una actividad desagradable para muchos y cuanto mayor sea la importancia del evento, peor el miedo.

    El nerviosismo en ciertas situaciones es normal, seguramente que todos lo hayamos experimentado alguna vez, como por ejemplo en exámenes o cuando como escritor te bloqueas y las palabras dejan de fluir.

    Cómo aumentas tu confianza

    Saber expresar una idea es tan importante como la idea misma, ya sea presentar un tema en la universidad, dar un discurso en una boda o exhibir los resultados del balance mensual en el trabajo. Hablar en público es inevitable en muchos aspectos de la vida.

    Dicen que no hay temas aburridos, sino oradores poco entusiastas. Hay que saber dominar el tema, aportarle otros conocimientos al oyente. Transmitir algo interesante.

    En nuestras formaciones sobre cómo hablar en público tenemos como objetivos:

    Cómo combatir la ansiedad

    Ser consciente de las propias potencialidades y ponerlas en marcha
    Generar impacto en el público
    Aprender herramientas para comunicarse de manera atractiva
    Adaptarse a las necesidades del público que se tenga delante
    En este artículo te mostraremos unas pinceladas para que puedas aprender de todo esto, intentando que te sirva de ayuda a la hora de exponerte delante de un grupo de personas, donde tu tengas la voz cantante.

    Primero entender que el discurso es sólo una parte del trabajo, nadie es más que nadie y la verdadera riqueza del intercambio de ideas está en las peculiaridades de cada uno.

    Causas del miedo a Hablar en Público

    La palabra “glosofobia” indica este particular miedo a hablar en público. Puede tocar varios niveles de intensidad, pudiendo partir de un simple estado de tensión hasta llegar  a perder cualquier otra sensación del propio cuerpo.


    ¿Haré el ridículo? ¿Se reirán de mí?  ¿Podré llegar a perder prestigio profesional?
    En el momento de hablar en público cada uno de nosotros pensamos y nos decimos una serie de cosas que pueden ser positivas o negativas. A esto se le llama diálogo interno, y depende de cómo sea, supondrá un aumento o disminución de emociones como angustia o miedo.

    Algunas personas aumentan su ansiedad al hablar porque percibe a la gente como enemigos, pero ellos en realidad pueden necesitar de tu experiencia, les puede servir de gran utilidad lo que tu vayas a transmitirles.

    El miedo es un sentimiento personal e interno, el auditorio no tiene por qué darse cuenta a no ser que nosotros se lo revelemos. La gente además suele quedarse con menos ideas de las que exponemos.

    Las causas de este fenómeno pueden nacer de una falta de conocimiento sobre el tema, o de la incapacidad de ver un final positivo. Si das largas y esperas a que llegue el día clave de una presentación, evitando pensar en ello o exponerte, todavía será mayor la ansiedad que sentirás.

    El problema está en que la persona se siente evaluada negativamente por los demás.

    A veces incluso podemos llegar a generalizar la ansiedad que sintamos delante de un público, pudiendo llegar a extrapolar esa ansiedad a otras áreas de la vida, y terminar por  escapar de cualquier situación que avecine ansiedad.

    Los síntomas que se suelen sentir son: temblor, sudoración de las manos, aumento de la frecuencia cardíaca, dificultad al respirar, tensión muscular, pérdida de concentración, diversos lapsus, molestias gástricas, voz inestable o vértigo.

    Lee también: como crear un plan de desarrollo personal




    Cosas que te impiden  Hablar en Público

    – Obsesión por las reacciones fisiológicas que puedas llegar a experimentar

    – Anticipar consecuencias negativas, antes de hablar en público, creando una percepción irreal de la situación

    – Generalizar de las situaciones anteriores de fracaso y pensar que el resto serán igual

    – Sentir culpabilidad pensando en que si fueses diferente lo harías mejor

    – Evaluarte negativamente, sintiéndote incapaz de hacerlo bien

    – Voluntad de escapar de la situación estresante

    – Pensar solo en fallar

    – Enfocarse solo en un fallo menor y pensar en que no puedes centrarte como antes

    Si evitas experimentar cosas nuevas, evitas el riesgo pero también las ganancias. Si por ejemplo dos personas te dan un feedback negativo sobre lo mismo, puede que tengan razón, sin embargo, debemos aprender a escuchar las críticas y dejarse afectar por estas, es algo que impide conseguir hablar a una masa.

    Una Técnica interesante

    Técnica de la discusión de los pensamientos negativos. Es una técnica que sirve para ver los pensamientos negativos de otra forma, estos, casi siempre, son automáticos y llegan de repente, siendo difícil interrumpirlos o entender su origen.

    El objetivo es mirar a estos pensamientos como hipótesis que tienen que ser comprobadas y no como verdades seguras que no se puedan discutir.

    El secreto es, cuando llega un pensamiento negativo, dudar de ello, y verificar si es verdadero o no, sin llegar a recriminarnos a nosotros mismos por tenerlo. Podemos entenderlo como un examen, donde los pensamientos pueden aprobar y ser aceptados o suspender y ser rechazados para que la persona busque otros pensamientos. Estos pensamientos son hábitos y tenemos que insistir para conseguir un nuevo hábito.

    Estudios sobre hablar en público

    Trabajar en contra del miedo a hablar en público significa trabajar con varios sistemas de respuesta cognitivo, motor, fisiológico; En un estudio en una  Universidad prestigiosa, se ha aplicado un tratamiento con las técnicas de reestructuración cognitiva aplicada, relajación aplicada auto-administrada y entrenamiento para hablar en público.

    El principal resultado obtenido fue que cada tratamiento fue eficaz en reducir las manifestaciones externas de ansiedad.

    Consejos para hablar en público

    Hablar en público en realidad es simplemente conversar, y eso siempre lo haces con todo el mundo. Para mejorar la conducta de hablar en público y enfrentar el miedo un consejo es fortalecer la voluntad de mejorarse para conseguirlo, es bueno mostrar que lo que estamos exponiendo es una mínima parte de lo que en realidad conocemos y que, si tuviéramos más tiempo, podríamos desarrollar más.

    Prepara adecuadamente la introducción, el objetivo es coger la atención de la gente inmediatamente y despertar curiosidad, esto lo puedes lograr: contando una anécdota, un chiste, etc; Luego, contar una breve explicación del tema principal; y al final, enumerar brevemente por orden todos los puntos de la charla.

    Puedes por ejemplo visualizar una imagen sobre lo quieres obtener. Por ejemplo, pensar en que todo irá bien en el caso de encontrarte delante de la gente donde además ellos están interesados y tu ilusionado por exponer las ideas más originales, recibiendo posteriormente un agradecimiento.

    O por ejemplo, pensar en que cuanta más información tengas acerca del tipo de público al que te vas a dirigir, mejor te vas a poder preparar.

    Al hablar en público es importante tener claro el objetivo, por ejemplo, de transmitir una información o manifestar una opinión, entretener, etc.

    Ya que no significa tomar la palabra y hacer un discurso, sino establecer una comunicación eficaz. Por eso, no debemos limitarnos a elaborar el discurso, sino elaborar incluso la forma.

    El orador tiene que conseguir que el público se interese. Debemos diferenciar entre conocer un tema y saber hablar de dicho tema. 

    Los propósitos de nuestra intervención pueden ser por ejemplo: persuadir, convencer, entretener, enseñar, decidir, corregir, enderezar, motivar a la gente que nos escucha… miles de propósitos podemos tener, y es necesario conocerlos.

    El orador es un artista de la expresión oral, no es un poeta, pero crea obras de arte con la palabra, no es un actor pero se transforma en el escenario para hacer vivir, sentir y pensar a su público, es un buen comunicador que sabe hacerse entender y sabe lo que su público espera de él.

    En fin, convierte los nervios en entusiasmo. Algunos competidores llegaban a interpretar los signos de nerviosismo del cuerpo (manos temblorosas, músculos tensados, aceleración del corazón…) como señales de excitación y emoción.

    Cómo comunicar de manera efectiva

    En el mundo laboral de hoy, saber hablar a grupos es importante, nos encontramos en la sociedad de la información, donde la comunicación oral influye en todas las fases de nuestras relaciones humanas. Nuestra forma de comunicarnos tiene consecuencias en el mundo laboral, incluso en lo íntimo y sentimental. Aunque la comunicación escrita sigue siendo importante, hoy en día la gente no lee tanto como antes y nuestro mundo depende más de letreros escuetos y llamativos,  por ello  la comunicación oral es una forma eficiente de informar a grupos.

    Oral o escrito

    Hay diferencias entre la comunicación escrita y la oral, pues lo que expreses verbalmente, en el caso de ser incorrecto, podrás rectificarlo, pero no borrarlo. De hecho, un buen discurso tiene que ser preparado con tiempo para evitar justamente esto.

    Las personas que debido a su profesión usan la comunicación oral constantemente, da la impresión de que improvisan, aunque no es cierto, previamente tienen ideas claras de lo que quieren comunicar.

    Además también sucumben al nerviosismo normal, aunque en niveles más bajos, permitiéndoles tener la atención más enfocada y las energías activas.

    La mirada

    Al hablar en público necesitamos crear una conexión con los presentes, esto es fundamental. Por ejemplo, si hablas con una persona que mientras habla contigo mira siempre su reloj, el piso o la revista, pensarías que esa persona no tiene interés en hablar contigo, por otro lado, mantener el contacto visual construye la confianza, y las personas sentirán que estás sosteniendo una conversación con ellos y no darles un discurso, la gente presta más atención si forman parte de una conversación y esto mantiene el interés de la audiencia, además podemos conocer la reacción del público, si sonríen o asienten con la cabeza, lo interpretamos como que están de acuerdo y esto puede animar a continuar, si agita su cabeza podemos pensar que no está totalmente de acuerdo y damos una explicación, todo esto hace que recibas estímulos positivos.


    Cómo hablar en público

    Vivimos en un mundo que se mueve muy rápido. Todo cambia rápidamente y por eso, es importantes que desarrollemos una comunicación eficaz, donde se produzca un impacto seguro en la gente que te rodea.  Para ello es necesario enfrentarse a los demás, aprendiendo a hablar en público.

    Importancia de comunicarte en el mundo laboral

    Hoy el mundo laboral necesita de seres humanos que tengan seguridad y confianza en ellos mismos, capaces de enfrentarse a cualquier tipo de situación. Por esta razón, es necesario desarrollar las habilidades que nos permitan comunicar a los demás lo que queremos de manera eficaz.

    Puntos fuertes para hablar en público

    Las características de la comunicación que son eficaces cuando queremos hablar en público pueden ser muchísimas, pero podemos resumirlas en algunos sencillos puntos, para que sea fácil entender bien lo que es realmente necesario.

    1.   Mirar a todos. Es bueno antes de empezar a hablar mirar, si podemos, a la mayoría de la gente del público que luego tendrá que escuchar nuestra voz. Para que así la mayoría de ellos puedan sentirse considerados y parte del grupo.

    2.  Preguntar “¿qué tal?”. Las preguntas como “Que tal?” o “Cómo estáis?” son estrategias para crear cercanía y romper el hielo inicial.

    3.  Interacción con el público. Para que la gente se sienta útil, y para aumentar el interés por lo que el público está escuchando.

    4.  Hablar dando consejos. Hablar como si tenemos delante estudiantes pasivos no permite un verdadero y eficaz aprendizaje del contenido de la discusión. Por lo que,  es mejor hablar como si estamos dando consejos de vida, haciéndoles ver que será útil para muchos campos de su vida.

    5.  Ejercicios prácticos. Poner en práctica lo que se está diciendo es una manera para que el público se sienta útil, y para que entienda mejor el contenido.

    6.  Temas interesantes. No solo la forma del discurso tiene que  cuidarse, el contenido de la charla también debe cuidarse y ser de calidad. Entregar ideas buenas y útiles.

    7.  Introducir en la charla a algún compañero/a. Esto da la impresión al público que hay una buena complicidad y acuerdo entre los miembros, concediendo mayor dinamismo.

    8.  Sonreír. La sonrisa se contagia con mucha facilidad, es un signo agradable para la mayoría de gente, considerándose como un rasgo potencialmente atractivo.

    9.  Más cerca del público. Ponerse lejos o en sitios altos crea una situación en la que el público se siente lejano. Si puedes acercarte a la zona del público, a menudo ayudará a sentir mayor afinidad por parte del público.

    10.  Repetir. Dejarle claro al público que en cualquier momento puede preguntar las dudas que tenga. Con ello evitarás que se pierdan, además de permitirles que se sientas libres y seguros.

    11.  Resumen. Cada X tiempo, el hecho de hacer un resumen,  ayuda  para aclarar el contenido en la discusión, permitiendo que el público fijen los conocimientos.

    Errores comunes a la hora de hablar en público

    No esperar a que todos estén listos. Esperar a tener la atención de todos antes de empezar es necesario para que tu mensaje llegue con fuerza.
    Moverse demasiado. Para capturar la atención y los ojos del público es necesario mantenerse inmóviles durante algunos momentos de la charla.
    No mirar a los ojos del público. Un contacto visual es el primer vínculo que genera relación.
    Moverse si habla un/a compañero/a. Porque la atención tiene que ser mantenida en lo que se está diciendo y nada más.
    Ponerse en un lado. Ponerse en el centro ayuda el público a mirar bien el que habla.
    Tener siempre el mismo volumen de voz. Esto cansa a la gente que escucha y contribuye a bajar el nivel de atención.
    Pausas largas. Las pausas demasiado largas desconcentran la atención en lo que se está diciendo, pero las pausas pueden ser muy muy útiles para marcar las palabras importantes.
    No marcar las palabras llave. Si ponemos todas las palabras en una única planta, no podemos esperar que los demás entiendan cuales son los puntos importantes.
    Transmitir miedo. Esto no da credibilidad a uno mismo ni a lo que se quiere decir, además termina generando un rechazo y sentimientos negativos en el público.
    Marcar errores. Si hacemos un error, solo nosotros sabemos que es un error, si no damos a entender que nos hemos equivocados en algo, el público puede pasar por alto el error.
    Cuidado con el lenguaje corporal. No ponerse en posiciones que pongan una barrera entre el que habla y los demás
    Hablar muy rápido. El objetivo de la comunicación es sentirse seguros tanto tú como tu público. Si hablas rápido la percepción que suscitas es de inseguridad y de desconfianza sobre el tema que tratas.
    Dar poco espacio a quien escucha. Permitir a los demás entender con pequeñas pausas o espacio para preguntas.
    No mirar el espacio físico disponible. Antes del día de la charla, visitar el lugar donde estará la discusión, para ser mas conscientes del espacio físico donde moverse con seguridad.

    Lee también 7 Pasos para elegir el tema para un discurso poderoso







    Soluciones para hablar en público

    Preparar el tema

    Con respeto a conocer el tema, podemos decir que, saber muy bien lo que tenemos que contar, impide que nos pongamos nerviosos en una situación que ya es estresante en si, porque las sensaciones como sentir pánico o similares, a veces juegan un papel desfavorable para nuestra memoria, y cuanto más fortalezcamos nuestra memoria, menos estaremos afectados por la ansiedad o el miedo.

    Prepara preguntas

    Prepararse posibles preguntas y respuestas sería también una solución, porque la mayoría de las veces nos da miedo lo que no conocemos o que no esperamos, y no tenemos el tiempo de pensar en una buena respuesta, eso puede darte seguridad. Otra forma de adquirir seguridad en ti mismo al hablar es no excusarte, o sea, no digas: “No soy bueno en esto” o cosas similares, porque a veces esto puede ser interpretado como una actitud que transmita inseguridad, sobre todo si es al comienzo de la presentación.

    Planifica el tiempo

    Planificar el tiempo necesario para tu presentación te ayudará a conseguir bajar la ansiedad y el nerviosismo, porque vas a saber perfectamente incluso el momento más o menos en el que vas a terminar. Intenta evitar los discursos demasiado largos.

    Vídeos y imágenes

    Las imágenes y vídeos son una estrategia para no perder el hilo del discurso. Es un recurso además dinámico para la gente, el cual les ayuda a mantener la atención en la temática. Al mismo tiempo sirve también para evitar que el público esté constantemente mirándote a ti, lo cual puede resultar a veces incómodo.

    Crea un mapa

    Otro elemento que ayuda es el esquema, donde se recojan los puntos importantes. El esquema permite no perder la vista del enfoque de la exposición, preparar la línea argumental de nuestra presentación haciendo que sea coherente, evitando los saltos, y dando a conocer el final de la temática, logrando que aumente la atención de la gente.

    Por esto  es bueno prepararte bien lo que quieres decir, debe ser memorable.

    Sitio

    Visita el sitio donde tendrás que hablar, para familiarizar con el. Puedes así disminuir el nivel de ansiedad. Un consejo que te damos es que intentes moverte por el lugar donde tendrás que hablar, recorriéndote todos sus espacios.

    Grábate

    Grabarte y luego mirar el vídeo es quizás la mejor y más rápida manera de enterarte de cómo será la presentación, porque te ves como los demás te ven, pero con ojo más crítico.

    Piensa pósito

    Pensar en un final positivo por supuesto es mejor que pensar en un resultado desastroso, porque te permite  enfocarte en los elementos de la realidad que pueden hacer de tu presentación un verdadero éxito. Es conveniente que ese final que visualices no sea completamente utópico, intenta que sea realista, instaurando objetivos y metas alcanzables.

    Aprende a gestionar la situación. Durante los primeros momentos de la exposición intenta sonreír y agradecer la presencia de tu público. Conseguirás captar la atención de ellos y vincularte.  

    Respira

    Puede parecer algo simple, pero tomarse unos momentos para respirar profundamente en realidad aporta un sentido de relajación que en estos casos es fundamental. No siempre lo que sientes se trasmite, aunque consideres que lo estás haciendo fatal y que estás muy nervioso, necesariamente no transmites eso.

    Cuando nos grabamos, y luego nos visualizamos, puedes llegar a sorprenderte de la imagen que realmente expresas.

    ¿Quieres aprender a hablar en público?

    Un orador tiene que aprender a utilizar la respiración diafragmática como técnica para hablar en público, aprender a ser conscientes del ritmo de la propia respiración.

    Primero, es importante dejar salir el aire en una explicación espiración larga y controlada y luego hacerlo de nuevo pronunciando frases de diversa longitud. Cuando respiras correctamente, tu voz suena más agradable. Esto sucede porque la emisión de los sonidos empieza en el fondo de los pulmones y debe hacerse sin esfuerzo. Sólo así puede un orador pronunciar largos discursos ante un gran auditorio sin fatigarse.

    Tono y enfoque

    El enfoque debe estar en el tema que vas a tratar y no en los receptores de tu mensaje, incluso cuando acabas de hacer un error, la gente no sabe cómo tiene que ser la presentación y por eso no puede percibir algo como un error.

    Para no perder el enfoque y no aburrir ni a ti ni a la gente que escucha puedes utilizar el volumen, el tono y el ritmo correctos, juega con los volúmenes alto, medio y bajo, con los tonos grave, medio y agudo, así como con la velocidad lenta, media y rápida.

    Palabras simples

    Usar un lenguaje accesible a cualquier tipo de profesional es la clave, en este caso, todos los que escuchan pueden entenderte perfectamente y esto permite incluso que a lo largo del tiempo se acuerden de lo que dijiste.

    La sinceridad siempre funciona, no seas distinto a cómo eres. Puede resultar poco natural. Si hablas con la gente es porque tuviste una experiencia que ellos no conocen, entonces es bueno compartirla con ellos, para que sientan la misma emoción que tú sentiste, y la primera persona del singular puede ser un arma eficaz.

    A veces es más importante saber transmitir y resumir que ser experto, saber transmitir bien la idea que ser el que más sabe sobre ella, porque si te pones en los zapatos del público, vas a entender que es mejor adaptar lo que vamos a contar y la forma de contarlo a la gente que tienes, cuanto más creativa es una presentación, más recuerdo e interés general, y al presentar elimina todo aquello que puede distraer de las ideas esenciales.

    Preséntate

    Te dará soltura y espontaneidad decir por qué estás ahí y qué motivación tienes con respeto a tu tema y una buena forma de empezar es la frase final, además, es bueno tener un final de alguna forma especial, porque la gente lo recuerda mejor, juzgará si le interesa o no lo que vas a contar en los primeros  minutos, contando las conclusiones y las cosas más interesantes al principio, dando una visión de la estructura de la charla.

    Inicialmente, lo que puedes hacer también es incorporar tu opinión personal, cualquiera puede copiar y pegar un tema pero lo que hará la diferencia en tu presentación es lo que tú le puedas aportar desde tu experiencia y conocimientos personales, es importante dejar a la gente algo importante de ti, algo que les sea útil o les transforme.

    El silencio

    El silencio no tiene por qué ser negativo, por lo contrario, a veces resulta necesario para dejar que la mente de la gente digiera lo que acabas de decir y así evitas de sobrecargar de informaciones la audiencia, una presentación es un privilegio y una oportunidad, no lo tomes como una amenaza o una prueba, o, si sientes que el silencio te pone presión, puedes usar el humor en estos momentos, el sentido del humor es el mejor aliado de un conferenciante, para quitarse de momentos de vergüenza, y no te olvides de que en cualquier caso es imposible no comunicar, con nuestra apariencia, nuestro gestos, nuestra manera de estar.

    Date un premio

    Pase lo que pase y cualquier sea el resultado al fin, no hay duda de que lo que has hecho es enfrentarte a la realidad con todas las dificultades que tiene, y por eso, ya simplemente esto hay que considerarlo un éxito; además, los errores son puntos que te sugieren donde puedes mejorar para ser siempre mejor. Hacer buenas presentaciones es una forma de expresar tu creatividad y de compartir tu punto de vista único.

    También la filóloga y experta en temas de comunicación María Ángeles Chavarría explica en el libro “Hablar, en público y en privado”, las claves para no cometer errores y también en su opinión lo que se tiene que hacer es: prepararse el comienzo de una intervención, sobre todo para captar la atención del público, y el final para dejar una buena impresión; prepararse bien el tema; evitar bloqueos; tener cuidado al lenguaje corporal; el silencio no deja de ser una forma de comunicar; usar contenidos prácticos; organizar los tiempos; cuidar la imagen personal.

    Sabemos que a comunicar se aprende comunicando bien, si practicas tus defectos, estos se consolidan, viendo lo que te gusta y lo que no, desarrollarás tu estilo personal, pero el mejor modelo para ti eres tú, no se trata de hacerlo mejor que los demás, sino de hacerlo mejor que ayer y que lo mismo suceda mañana.

    Diferencia entre hombres y mujeres de como hablan

    Hay diferencias en base al sexo, diferencias físicas y fisiológicas, que son asociadas a diferencias en las características psicológicas, valores, y una determinada forma de ser y de comportarse, que forman parte del género. El género es una construcción social y puede por eso puede ser modificada con el aprendizaje.

    Hay una clasificación de “lo femenino” y “lo masculino” realizada por Fernando G. Luigi en su libro «Temas transversales y valores educativos«. Al hombre se le atribuyen los rasgos de capacidad de organización, de ser lúcido, creador, decidido, tenaz, firme, seguridad en sí mismo, la autonomía, la estabilidad y el control de las emociones… Mientras que a la mujer se le atribuyen los rasgos de inestabilidad emocional, sensibilidad, intuición, un yo débil y construido en función de los demás.

    Lo que se valora en mayor medida son las características y los valores masculinos, y para las mujeres es necesario hablar, convencer y persuadir al hablar en público.

    Ser consciente de esto, es necesario para anticipar esa tendencia e influencia social, y comenzar a ser más partícipes y dueños de nuestra forma de comunicarnos y de relacionarnos, tanto con nosotros mismos como con nuestro entorno.

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    ¿Humor en una presentación?



    Hace unos 5 o 10 años, nadie se habría preguntado por la importancia del humor en una ponencia, sino todo lo contrario: ¿el humor?, ¿en una presentación profesional?, ¡oh dios no!, era una calamidad total a la ética y al profesionalismo. Sin embargo, los tiempos han cambiado y diversos estudios, como los de Deckers & Devine 1981 o Watson, Matthews& Allman 2007, han demostrado que el uso de emociones como el humor está ligado a la inteligencia emocional y estimula la percepción y la retención del mensaje.

    La incorporación del humor es tan fundamental como el contenido en sí. Si se usa de manera correcta, esta emoción podría convertirse en un arma o un conector.

    El humor como arma

    Es imperativo aclarar que no es un arma para atacar, sino para desarmar.

    Es común que al inicio de una presentación, el público se encuentre un poco a la defensiva u hostil a causa de diversos factores, siendo el más común de ellos la suposición de una figura “autoritaria”. El humor es la herramienta ideal para suprimir los ambientes hostiles; tiene la capacidad de romper con las barreras imaginarias defensivas del público y demostrar que durante la ponencia, el emisor y el receptor no son enemigos, sino aliados. Por otro lado, el uso de está emoción durante un momento clave podría tener el efecto de un descanso o una pausa.

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    Es normal que en las presentaciones largas se de una pausa de 10 o 15 minutos al público para que sus cerebros “descansen” y no se saturen de información, pero ¿qué pasa con las presentaciones cortas? ¿Cómo puedes dar un descanso al cerebro sin realizar una pausa? Es aquí cuando el humor se vuelve un recurso valioso: evita la sobrecarga de información y permite que el cerebro se relaje.

    Por último, la risa mantiene al oyente enfocado en lo que se está diciendo.

    Cuando se genera humor, esto causa un estímulo placentero que hace que el cerebro entre en un estado de excitación y se mantenga constantemente animado con respecto a la información proporcionada y a la espera de un nuevo estímulo.

    El humor como conector

    Las emociones fuertes como la alegría, la tristeza e incluso el humor son capaces de conectar al emisor y al receptor y crear un vínculo de igualdad y entendimiento. Este recurso permite acercarse al público a través de una demostración de vulnerabilidad remarcando que todos en la sala poseen la misma naturaleza humana, creando así, un vínculo amistoso.

    Recursos del humor

    La risa es un arma de doble filo y así como puede crear un ambiente distendido, también puede crear tensión e incomodidad. La clave está en adaptar el humor según sea la personalidad del ponente, el material y el público receptor.

    El realismo y la exageración son recursos básicos del humor que se adaptan a todas las situaciones. Las verdades amargas exageradas contadas a través de anécdotas siempre generan gracia y empatía al público.

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    Trucos para hackear la mente de tu audiencia




    Cuando estamos en el escenario los vemos desde allí, mirando, quizá sin pronunciarse. Intentamos adivinar qué sienten, qué piensan. Y siempre nos queda la duda.

    Sin embargo, desde que la PNL (Programación Neuro Lingüística) empezó a tratar la mente como un ordenador y la neurociencia quiso verificar como se traducía todo eso a cargas eléctricas y neurotransmisores, hemos avanzado mucho en conocer el cerebro de las personas. Por ende, el de las audiencias.

    Hoy hemos recopilado algunos de los mecanismos cerebrales que podemos aprovechar para conseguir lo que queremos de nuestras audiencias.

    Así puedes aprovechar los mecanismos del cerebro de tu público

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    1. Mueve a la audiencia

    La intuición a las personas que nos dedicamos a la educación queda confirmado por los estudios que sugieren que los cuerpos en movimiento producen más neurotrofinas, las proteínas que estimulan la supervivencia, el crecimiento y la diferenciación de las neuronas. Dicho de otra manera, cuando nos movemos, favorecemos el aprendizaje.
     “Cuerpo en movimiento, mente en funcionamiento”.

    2. Repetir y repetir

    Una de las cosas que siempre decimos en nuestros cursos de oratoria es que la clave de un mensaje potente es que sea reiterativo sin sonar repetitivo. Porque la repetición es el mecanismo de aprendizaje más natural y eficaz para consolidar los contenidos. Hay cierta satisfacción en la repetición
    Por eso no tengas miedo de repetir ideas clave, fórmulas o estructura. La propia figura retórica de la epístrofe o la anáfora se basa en ese principio.

    3. Domina el pico y final

    La regla del “pico y final” de la memoria, muy estudiada, se puede resumir en que el recuerdo de una experiencia (un viaje, una relación, una película, una presentación…) se construye con su punto más álgido emocionalmente y su final. Por eso queremos controlar el final de la presentación.

    Sin embargo, si terminamos con un turno de preguntas estamos dejando ese final en manos de la audiencia que puede distorsionar el final.

    Por eso nuestra recomendación es que hagas un turno de preguntas (que también tiene muchos beneficios) pero después remata siempre con una buena conclusión.

    4. Aprovecha el efecto de unos buenos visuales

    Si escuchas una información recordarás el 10%. Si añades una imagen recordarás el 65%. Y es que cuando estimulas varios sentidos a la vez estás conectando más neuronas a la misma información. Eso aumenta la memoria porque va a ser más rápidamente encontrada ese bit si hay muchas carreteras por las que llegar a él que si tuviéramos que encontrar la única vía a la que está vinculado.
    Cuanto más conocemos cómo funciona el cerebro más podemos adaptar nuestras estrategias para obtener el resultado deseado de la audiencia. Y es que aunque es fácil caer en el debate de si esto es manupulación y estamos atentando al libre albedrío de la gente, si tú tienes el convencimiento de que estás aportando valor a tu público, que les estás ayudando, entonces ¿dónde está el problema? Como siempre el mal no está en los instrumentos o herramientas, sino en la voluntad de las que la usa.

    Por eso nosotros trabajamos mucho la ética y los valores en nuestros cursos. Sabemos que entregamos potentes armas a nuestros alumnos y les advertimos de que los usen con responsabilidad.

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    Cómo convertirte en una autoridad en tu materia

    Siempre asociamos el liderazgo a cuestiones de carácter, de habilidades sociales, de carisma. Hasta aquí bien. Pero suelen pasar más desapercibidas las otras dos patas que sostienen la autoridad de un líder: el estatus y la sabiduría. Hoy nos centramos en la sabiduría que busca una audiencia para dejarse influenciar.

    Sabiduría no tiene que ver exactamente con las titulaciones académicas -que estarían más vinculadas al estatus-, sino a la manera de aportar valor a través de compartir conocimiento. Seguro que hay personalidades que cuando empiezan a hablar en una entrevista ya no puedes dejar de escuchar. Compañeros que, por lo que acumulan en su experiencia, cada vez que te explican algo te quedas con la boca abierta. O personas mayores a las que no puedes parar de preguntar cosas porque te asombra el conocimiento que te pueden aportar de un tiempo o de un lugar que tú no conoces. Esas personas son una autoridad para ti. Decides invertir tiempo en escucharlas con atención y te dejas influenciar porque son sabías.

    Si queremos reforzar nuestro liderazgo como ponentes tenemos que demostrar esa sabiduría en nuestras charlas.

    Opinión vs Información

    Mucha de la gente que va de líder por la vida, realmente no lo es. Simplemente son personas que aprovechan su estatus para repartir opiniones. Es prácticamente imposible sostener una autoridad solamente basándose en juicios. Un verdadero líder de pensamiento es el que recopila información y la trabaja para obtener nuevas conclusiones. No se trata de hacer predicciones, ni de compartir intuiciones personales, sino de trabajarse las ideas.

    Si tú quieres tener un contenido que te posicione como fuente de conocimiento, necesitas tener datos reales (para eso hay un montón de investigadores en todos los sectores) y una experiencia propia que valide esos datos. Como dijo W. Edwards Deming, “Sin datos, solo eres una persona más con una opinión”.

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    Los medios de comunicación, las redes sociales, están confundiendo a las audiencias mezclando información y opinión. Y eso las vuelve más recelosas, más desconfiadas con los mensajes que reciben. Empezar por ofrecer esa clara distinción entre tus datos y tus opiniones es un buen punto de partida para construir tu posicionamiento de experto.

    Haz una mescla con historias
    Una de las cosas más complicadas de trabajar con información es lo fácil que es provocar confusión, hastío o desapego por parte del público. Por eso, una vez tengas tus datos es importante darles un barniz de narrativa. Los datos necesitan un narrador que les dé vida, que los contextualice y los haga comprensibles.

     La historia es una de las materias que más no gusta enseñar en nuestras clases de oratoria porque cuando encuentras la historia para explicar unos datos farragosos el ponente brilla como nunca. La audiencia destaca su simplicidad, su sencillez, su capacidad de explicar y agradece la información recibida que asume que sin el ponente nunca hubiera entendido
    Recuerda: el 63% del público recuerda las historias y solo el 5% recuerda las estadísticas aisladas.
    Los datos mal contados nos obstaculizan. Los datos bien contados nos ayudan a ser eficaces.

    Construye tus fuentes de confianza
    Se espera de un experto que se haga responsable de la información que comparte. Así que si tu credibilidad está en juego, más te vale no conformarte con la primera estadística que te encuentres en internet sin fijarte si quiera quien lo publica.

    Es tu responsabilidad valorar la credibilidad de las fuentes en quien te soportas. Porque así funciona la cadena de la autoridad. Quiero decir que tú quieres posicionarte como autoridad apoyándote en alguien que es una autoridad para ti. De igual manera que tu referente tendrá también los suyos. Si no somos cuidadosos con quien elegimos como referente puede ser que estemos construyendo un castillo de naipes en vez de con sólidos ladrillos.

    Menciona tus fuentes y habla de ellas. Explicar por qué es importante para ti esa fuente, quien es, por qué es una autoridad eleva su credibilidad y la tuya.

    Lee también: Habla para Triunfar





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